SEDATU, nueva mina de oro de “El Delegaitor” Serrano

Onésimo Serrano González se ha convertido en el chiste más recurrente cuando se habla de política hidalguense, sobre todo por las frases que se le atribuyen, tales como: “Casi no tienes dónde sentarte”. “Eso no es nada”, es la respuesta más común cuando se pregunta sobre la veracidad de estos rumores, para enseguida ofrecer alguna anécdota de Serrano González en la que se emiten finos detalles sobre su sexualidad.

Onésimo Serrano siempre ha buscado forjar la suficiente fortuna como para poder presumirla en la mesa con sus “amigos” con los que, parece, comparte un alto grado de inseguridad y corta preparación educativa; hombres entrados en edad que deciden llevar una vida ostentosa que los ayude a mantener una imagen en su club de Toby –bebida, comida, mujeres y a veces se cuenta que más- que se costean a merced del saqueo de recursos federales obtenidos ilegalmente de algunas delegaciones.

De Onésimo Serrano se dice que presume orgulloso del dinero que ha obtenido de forma poco explicable de algunas delegaciones, así como de la protección política con la que cuenta gracias a su indiscutible don para “poner a las amigas” y amenizar las convivencias con chistes vulgares, machistas y de bajo intelecto que, obviamente, sólo pueden causar empatía con mentes similares.

En esta ocasión Onésimo Serrano, flamante delegado de la SEDATU, tuvo permiso para retirar el apoyo a 980 familias que cumplieron a cabalidad con los requisitos estipulados en el programa social de ampliación de viviendas.

Onésimo “El Delegaitor” Serrano decidió, “por sus calzones”, retirar los créditos aprobados a esas familias y otorgarlos a sus amigos: Isidro Pedraza Chávez y Alejandro Ramírez Furiatti, senador del PRD y dirigente estatal de la CNC del PRI, respectivamente, pues con estas prácticas logra los favores que le permiten llevar una vida llena de lujos y prepotencia.

“El Delegaitor” contó con el permiso para desviar dinero cuando dirigió la delegación federal de la SEDESOL en Hidalgo de forma suficiente para construirse un fraccionamiento de cabañas en Huasca, y ahora en SEDATU ése ha sido el único municipio beneficiado con recursos del programa de Atlas de Riesgo.

En SEDATU, se presume, entrega material de construcción de baja calidad en vez del dinero que por ley se estipula y que puede ir de 27 mil a 76 mil pesos. Por supuesto que para los aposentos en que habita Serrano González no se escatiman recursos, pues tan sólo su casa en San Javier fue ampliada de forma lujosa.

Sin embargo, en las mesas de “La Jugada” la justificación y apoyo no se debe hacer esperar, pues para tan noble clase social debe considerarse sólo lo mejor, “que sufran los jodidos y no los protegidos”.

El argumento ante la negativa fue “se acabó el dinero”, y cómo no se va a acabar si todo el año hubo amenas convivencias los jueves, artículos y columnas en prensa, negocios prósperos, automóviles de lujo, viajes y cirugías para las amigas y esposas, regalos para los jefes, inversión para pedir el Comité Pachuca, cabañas y mucho más. “Sólo los envidiosos se ponen a criticar”, se dice dentro de ese grupo para quienes los espacios críticos “son envidia”.

Onésimo Serrano es un monumento a la brutalidad y corrupción en la política que fomenta el rezago y marginación, que desconoce los conceptos de equidad o responsabilidad, que cuenta con una vulgar visión que le granjea una vida lujosa a costa del erario público. La única forma de justificar este dicho es la observación de la vida cotidiana hidalguense fuera de La Jugada.


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