Ser y Devenir 98

—No me gusta que trabajes —le digo a Elisa.

—Me gusta trabajar.

—Pero tú misma dices que es injusto que los menores de edad trabajen.

—De hecho es ilegal.

—¿Entonces?

—No puedo dejar sola a mi gente —dice por último, me besa en la mejilla y se pone unos guantes de tela mientras se encamina a los maizales.

¿Qué es ser bueno? Antes de Cristo ser bueno significaba ser bello, fuerte, dominante, honorable, vanidoso, orgulloso y rebelde, entre otros atributos de la voluntad de poder. Es lo que llama Nietzsche “moral de aristócratas”. Sin embargo, los esclavos incapaces de identificarse con la moral de sus señores comenzaron a hacer su propia moral y ésta no surge por fundamento racional, como pensaba Kant, sino por una manera inconsciente de sobrevivir.

—¿La moral es una cuestión de sobrevivencia?

—Los esclavos —me dice Nietzsche— tenían que hacer una moral que les ayudara a sobrevivir, por ejemplo, para éstos era bueno ser obediente porque si no obedecían los mataban. Así nace la moral de rebaño.

¿Qué pasa cuando Roma se hace cristiana? La moral cambia y, más aún, se invierten sus valores, i.e., ahora ser bueno significa ser feo, débil, dominado, resignado, humilde, modesto y, por supuesto, obediente. Aunque evidentemente esto fungió también como parte de una ecuación hipócrita, es decir, el discurso del bien y su utilización como método de dominación religiosa a favor de los propios aristócratas en toda era cristiana.

Elisa tiene razón, tengo que comenzar a criticar la religión. Cierro el libro, suspiro hondo y levanto la vista:

Un centenar de campesinos indígenas cosechan interminables hectáreas de maíz, la mayoría hombres pero, por supuesto, también hay mujeres y al menos veinte niños. Todos son evidentemente pobres, humildes en toda la expresión de su ser y los mayores revelan un terrible semblante de resignación. Y yo aquí únicamente observándolos sentado y sólo con un libro en las manos. Me siento inútil.

Eres un inútil. Vuelvo a suspirar, cierro los ojos y me dan ganas de llorar. ¡Quémalo todo! ¿Otra vez? Esta vez es distinto. Esta vez no hay justificación. ¡Es cuando más que nunca hay una justificación! No puedo hacerle eso a mi abuelo. Entonces eres como él. ¡No soy como él!

—¿Nos vamos? —me pregunta Elisa al terminar su jornada—. ¿Estás bien?

—Sí, sí, todo bien.

—Estás sudando.

—Pues no sé por qué si ni he trabajado.

—¿Vas a empezar otra vez con eso?

—No, no, ya vámonos.

Me toma del rostro y me mira fijamente a los ojos:

—Tu destino es otro.

Habíamos quedado de ir a acampar al Monte de Pilhuaca, el más alto de todo el rancho, para observar por segunda vez las estrellas en una noche sin luna. La primera vez corrimos desnudos por el bosque bajo su luz.

 

Continúa 99

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".