Lo fatuo no es la ciencia, sino aquellos científicos que han sido y caído en el utilitarismo científico, el que utiliza el conocimiento cierto para volverlo banal y bélico, sumiendo a la sociedad en el oscurantismo de una ciencia sin conciencia.
Hacer ciencia no es tirarse pedos cuadrados ni creer que se plantea la panacea del conocimiento con la certeza inamovible del dogmatismo reduccionista en que hemos caído en nuestros días, donde el conocimiento científico se ha construido como el pandemonio que satisface a las sociedades fatuas, aquellas que mayoritariamente se expresan en un mundo electrónico desprovisto de alma y espíritu.
¿Han visto un pedo cuadrado?, desde luego que no, porque la gracia de un pedo es que no tiene forma y su agudeza e invisibilidad puede hacernos asomar lágrimas de dolor. En el caso de los científicos sin conciencia ni responsabilidad de lo que crean, sus pedos son, definitivamente, cuadrados, es decir, de una especie que niega que lo amorfo vale más que ellos.
El alma grande de los científicos que tienen conciencia y que hacen de la ciencia la posibilidad infinita de la reflexión para servir a la humanidad y no para servir a élites económicas o políticas, que es la constante de nuestros días, los distingue porque lo mismo en un laboratorio inventan una vacuna que analizan la violencia de Estado que ha sido siempre sistémica.
Como politólogo, he visto que la violencia proviene del Estado y genera conductas de odio y desencuentro social; pensemos en la violencia “legítima” de la represión legal del Estado: ¿cómo el mismo Estado puede validar su violencia?, ¿es acaso válida la violencia en la humanidad?, ¿debemos validar la violencia venga de donde venga?
La ciencia no es inerte, la generan personas de carne y hueso, seres que deberían usar su conocimiento para generar paz y armonía en la solidaridad de la colaboración social, no en la competencia, porque la competencia genera violencia, porque para que alguien triunfe y se exprese en el éxito de esta era debe derrotar al otro, negar al otro y negar su ser.
Me cansa la ciencia sin conciencia, creo que ha cansado al mundo que reflexiona que los seres humanos no somos opuestos por raza, color, creencia o ideología y, sobre todo, por aquellos que piensan desde la ciencia y más allá de ella, que existe “ciencia pura o neutra”, lavándose las manos -como lo hizo Pilatos- para negar la responsabilidad del acto.
Por favor, no nos tiremos más pedos cuadrados.
Consultoría política: [email protected]. Suscríbete a mi canal de YouTube: “Ciudadanía de Kristal”.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
