Las prostitutas españolas cimbran la conciencia social a nivel internacional porque se encuentran peleando el reconocimiento de su acción laboral para crear un sindicato que defienda sus derechos y haga legal su proceder, porque hasta ahora en España es “alegal”, actividad no tipificada, que causa escozor a nivel mundial.
El trabajo sexual es una realidad desgarradora en diversas partes del orbe que se encuentra en indefensión y hostigada, prohijada por redes de corrupción con diversos sectores del Estado, como la policía, lo que ha ocasionado que diversos grupos de activistas se encuentren dando la pelea y empujando a los gobiernos para que de una vez por todas le quiten al trabajo sexual las trabas que hasta ahora tiene.
La prostitución y el comercio carnal tiene más de una arista, pero dentro de las conquistas ciudadanas debe constituir una batalla sólida que permita a las personas que ejerzan esta profesión, trabajar con mayor certidumbre, menores riesgos y al amparo de la legalidad, condiciones que fracturen la corrupción existente y les permita tener el respeto y la dignidad que merece como cualquier otra acción laboral que haya en el Estado.
México, que se encuentra en una vertiginosa construcción y absorción social de nuevos derechos, debe dar el salto cualitativo para amparar este trabajo y con ello derrotar las condiciones delictivas que hasta ahora priman en ello, porque de lo contrario, los riesgos sociales son mayores y la constante violación a los derechos humanos de sexoservidoras y sexoservidores deben terminar de una vez por todas.
Pero no basta con que el gobierno mexicano haya emitido diversas legislaciones y derechos para distintas realidades como las parejas homoparentales, las lenguas indígenas, el aborto o la prostitución; es tiempo de hacer cumplir la ley, esto demanda del Poder Judicial una mayor y mejor actuación, pero también, que la sociedad custodie a los poderes públicos para derrotar a las tropelías que la corrupción y la impunidad hoy nos pasan factura e impiden la justicia.
Debe terminar la explotación sexual que sufren las prostitutas y los trabajadores sexuales, es tiempo de que entendamos que el trabajo es un derecho humano, no importa su especie, esto es una actitud racional y civilizatoria que debe estar vigente en la mente y en la conciencia de todos.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
