Los que recuerdan las leyendas urbanas sobre José Stalin en la Unión Soviética suelen retrotraer la época de las purgas y los planes quinquenales de desarrollo, pero, pero, pero, en cuanto a espionaje, Stalin es un pedo en un huracán en relación a Vladimir Putin.
Vladimir Putin, un ex agente de la KGB, ha hecho temblar al más pintado, y el que con Putin se junta, siempre sale raspado.
Putin es Putin: cabrón, matrero, asechando para asestar el golpe, recuperando desde el espionaje y la inteligencia geopolítica el imperio perdido, dispuesto a causar un cisma en cualquier parte del mundo y con la ferocidad del lobo siberiano.
Putin está a la vanguardia en el espionaje internacional, advierte que las guerras se ganan desde la intrusión en el enemigo y en la desconfianza con los amigos; ha trazado, sin duda, una maquinaria de inteligencia capaz de penetrar cualquier sistema virtual, sabe cómo se mueven las piezas del ajedrez político y deja que los enemigos se desgasten. Le ha ido ganando la partida al mundo occidental y francamente no se percibe quién pueda detenerlo.
Crimea y los hackers rusos en las elecciones de Estados Unidos son sólo la punta del iceberg, las redes de la inteligencia de Estado ruso están presentes y se mantienen afiladas y apuntaladas con un poder atómico que mantiene el capital de Rusia viento en popa.
Donald Trump ahora se pronuncia por el peligro de que Rusia intervenga en las elecciones de México y Venezuela, pero olvida, a propósito, que él construyó con Putin como aliado su ascenso a la presidencia norteamericana; más aún, el trazo debe haberse hecho con más de un año de antelación, cuando Trump percibió como posible su ascenso.
El dato duro de la intervención de la inteligencia rusa no está sólo en las lecciones de otros países y su manejo, sino en haber advertido que se podían crear conflictos a modo, donde los contrincantes se debilitaran y una vez puesta la mesa, la intervención era cosa de niños.
México históricamente ha sido intervenido por Estados Unidos, por ello el celo del gobierno norteamericano, que ahora ve en juego la manzana del petróleo mexicano y sus mercados, cuestión que hace atractiva la elección de 2018 para la disputa de los colosos.
Ni Stalin fue tan cabrón como Putin: si Gorbachov hizo la Perestroika, Putin ha hecho la Perestroika de la inteligencia de Estado.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
