Troya y la conciencia humana

“¡Que arda Troya!”, gritaban los soldados griegos mientras la destrucción de la ciudad y de una comunidad civilizada era contemplada desde el Egeo.

Estamos al borde de un abismo social frente a una de las desgarradoras coyunturas de la humanidad y la conciencia no se expresa con la vitalidad que pudiéramos esperar para cambiar, de una vez por todas, las reglas sistémicas de un orden desigual que tiene en la opresión a la mayor parte de los seres humanos.

Al advertir las falacias de los gobiernos y el juego de sus intereses en la protección de las élites del poder, descubrimos sus colmillos matreros y su apetito desmedido para hacer de la pandemia el reajuste de sus ganancias y de las ganancias de esas élites.

Pero Zeus no castiga al poder, parece que dejara que sus fuerzas se convirtieran en las que decapitan a los simples mortales, ahora negándoles la vacuna, ahora sin escrúpulos para hacer de su venta el festín orgiástico de Troya.

El caballo de Troya es el covid-19, ahora convertido en suspicacia de arma biológica o en el virus del mal que llegó para unirnos, para mostrarnos que frente a la muerte lo único que nos queda es rezar porque no hay lógica, no hay respuesta del Estado, no hay dignidad humana.

Así, la cruenta historia del caballo de Troya y de aquellos que no hicieron de su conciencia el respaldo del juicio cierto sobre el poder, deambulan sin esperanza como zombis, lo mismo para conseguir un trabajo que para proveer de alimento a sus familias, para conseguir un tanque de oxígeno o para pagar la hipoteca.

La conciencia se diluye cuando no se une a otras conciencias; la conciencia se enclaustra cuando permitimos que la opresión se vuelva cadena de Estado y, entonces, la vida y la dignidad se convierten en el rescoldo carbonizado, en las piedras del camino.

Troya sucumbió por la inconciencia, el caballo estaba infestado de dolor y muerte; hoy el virus transita con singular desenfreno en el frenesí de la desolación social, mientras los amos del gobierno se esconden y esconden sus apetitos para quemar Troya.

 

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.