Al Congreso de Hidalgo se le olvidó el pueblo

Las y los diputados hidalguenses están más atentos a las elecciones que a las cuestiones legislativas urgentes, como la crisis del agua, sin darse cuenta que su trabajo es la base de la transformación política del gobierno de Julio Menchaca.

Entre las ausencias y devaneos políticos, las y los diputados del Congreso de Hidalgo se encuentran extraviados en sus funciones y su productividad legislativa, lo que se ha vuelto una afrenta ciudadana. Preocupados por la rebatinga de los escaños en la elección del 2 de junio, las y los legisladores golondrinas se aprestan a la primavera electoral.

 

Existe la necesidad de repensar los esquemas históricos del Congreso y sus funciones legislativas en Hidalgo. De poco o nada han servido los llamados del gobernador Julio Menchaca, para tratar de contener el frenesí y la desbandada de las y los legisladores que se encuentran en plena efervescencia política, dejando en indefensión tareas vitales como la crisis de legitimidad que permea desde sus arenas políticas, la crisis del agua y, desde luego, la movilización y desencuentro social que ha causado esa crisis hídrica en la entidad.

 

Los legisladores no comprenden que la estabilidad del Poder Ejecutivo en Hidalgo, también atraviesa por la estabilidad del Poder Legislativo. Esta cuestión que tiene a su merced a la política interna en el estado a los vaivenes de sus veleidades y caprichos, que imponen revisar los alcances que ha tenido la actual legislatura y el peso específico en el porvenir y estabilidad política en su respuesta ciudadana.

 

Mientras, Marco Rico, líder de Morena Hidalgo, se preocupa por sacudir al IEEH, la sacudida política que le ha propinado a la ciudadanía la actuación golondrina de las y los legisladores, se encuentra estremeciendo a la realidad social que se debate en la metrópoli Pachuca por la ausencia de un gobierno municipalista y, en los 83 municipios restantes, por la carencia de gobiernos que concreten la tarea pública que va a contrapelo con la actuación del gobernador. El gobernador rema hacia enfrente y los presidentes municipales hacia atrás.

 

El constante desafío del Congreso local frente a la impericia demostrada en sus acciones legislativas, ya perfila en su renovación el 2 de junio, las presiones que de forma y fondo deben darle cauce a la consolidación del gobierno de alternancia de Julio Menchaca y, en el trazo mayúsculo, al Plan C en el ascenso de Claudia Sheinbaum; esto no puede ser pasado por alto en el 4º Piso y mucho menos en Morena Hidalgo.

 

En lo sustantivo, la precariedad legislativa del Congreso local no acompaña la transformación política y administrativa que ha creado el gobernador, propiciando un flujo de inmovilidad gubernamental y obstrucción al Poder Ejecutivo.

 

El naufragio legislativo en Hidalgo es el lastre político que no puede darse el lujo el gobierno de Menchaca Salazar y, mucho menos, la renovación de mando del gobierno guinda a nivel nacional. Las constantes visitas de Claudia Sheinbaum a Hidalgo, no son giras turísticas, obedecen a un escenario de control político, del cual, la clase política guinda hidalguense parece hacer oídos sordos, por lo que los dilemas de las y los legisladores golondrinas, deben ser un tema del staff del 4to Piso.

 

La redefinición de las estructuras políticas en Hidalgo el 2 de junio, marcarán el rumbo de la consolidación del gobierno de alternancia de Julio Menchaca. Se está jugando no sólo una elección, sino el poder de gobierno que, desde el Poder Legislativo, se ha visto obstruido e impedido para darle voz y rostro a las y los hidalguenses en la construcción del gobierno del pueblo.


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