AMLO: blanco de la rabia del jefe Diego

La vehemencia del jefe Diego es incomparable, sólo Donald Trump puede emular tal ferocidad. Circula en redes y medios electrónicos un video en el que el jefe Diego le pega hasta con la cubeta al pejelagarto: lo tilda de corrupto, cínico, falsario, ladrón, estafador de los votantes y embaucador del país, bueno, no le dijo hijo de puta porque no conoce a la mamá de AMLO.

Pero esta cantaleta del jefe Diego no es nueva, sólo se le suma el hecho de que considera que el Peje cambió el discurso del estómago por el del corazón, lo cual encabronó al panista porque admite que prefiere al otro Peje, al del desencuentro, al que tacha a la clase política de corruptos que no tienen llenadera, pero no a este pejecito que habla de la amnistía a los delincuentes, de la fraternidad, del amor de los unos a los otros y a las otras.

Todo este escenario de desencuentro sobre el pejelagarto advierte que no le pretende pegar al que es inofensivo porque no vale la pena, porque ponerle en la madre al que no se puede defender es más feo que pegarle a Dios, porque ya que no tiene ningún valor ni se califica como osadía; empero, cuando en política el adversario es el más fuerte y, sobre todo en una contienda electoral, hay que intentar debilitarlo no importa cómo.

Aunque debemos reconocer que en algo de este iracundo diálogo del jefe Diego hay razón: el Peje está irreconocible, parece hermana de la caridad cristiana y esto cambia la estrategia del discurso, y pese a que no pierde el acento tabasqueño, debemos admitir que está como sedita, que no mata una mosca y que hasta la clase política que siempre ha impugnado hoy la encuentra como hermanitos descarriados.

Ese Peje siempre me ha hecho reír, no lo conozco en persona pero me parece un hombre agradable y lo que siempre ha resaltado las tantas veces que ha intentado ser Presidente, es que no tiene cola que le pisen, es decir, nunca le han probado corruptelas de ningún tipo, ni cuando se supo que le pagaba una lana nada despreciable al chofer.

AMLO es un personaje sin par, es lo que es y no engaña a nadie, podremos estar de acuerdo o no con su postura política, pero algo no tiene igual: Tabasco es un edén.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.