AMLO y Fayad, con los ases en la mano

En unos días estará en Hidalgo, como parte de su gira de agradecimiento, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y hasta donde se sabe se reunirá con el gobernador Omar Fayad en una clara demostración de que el diálogo y el acercamiento son los mejores caminos para la solidaridad responsable en el acto de gobernar desde el nivel que se tenga, con la legitimidad que en este caso tienen los dos políticos, uno como presidente de la República y el otro como gobernador de Hidalgo.
Y es en este escenario, de sentarse a la mesa de buena voluntad republicana, donde con toda seguridad se tendrá la oportunidad de orear temas que a Hidalgo le interesan para caminar responsablemente con el próximo presidente y para hacer del planteamiento abierto, franco y realista el camino enlazado del estado de Hidalgo con la nueva administración federal, que por lógica requiere de la visión del gobernador para fijar políticas que beneficien a la población.
Entre los temas que podrían ser materia de plática y de acuerdo está el del Grupo Universidad, con todo lo que significa para el estado, para el mismo López Obrador, para los ciudadanos y para la vida de la casa de estudios.
Omar Fayad tiene los ases para hacer valer ante AMLO lo que dice la historia personal del dueño del Grupo Universidad y la imagen que le crea al presidente electo con sus abusos en la casa de estudios y la soberbia con que se conduce a través de diputados, ajenos a lo que debe ser un legislador libre, responsable y sin correas.
Podría ser un tema a tratar para dar base a la propuesta del electo de cerrarle la puerta a la corrupción y a quienes usan el poder para sus negocios e intereses y no tienen reales compromisos con la gente.
Seguramente el tema del Congreso podría estar en la agenda de buen gobierno, lo que hablaría de un ejercicio sano del poder, aunque ya hubo un adelanto en el que se nota la mano presidencial con la caída de Humberto Veras Godoy (la carta fuerte de Sosa) en la coordinación de los morenos para dejarla en manos de Ricardo Baptista, presentado como “conciliador y con gran capacidad de diálogo”, con lo que se ve el camino que les fijaron para hacer del Congreso una casa de trabajo civilizado al servicio de los hidalguenses y no de un grupo de grillos.
Más claro, decían antes, sólo el agua, y de que Sosa se llevó un sopapo, ni duda hay.
Quedará por definir la presidencia de la Junta de Gobierno, pero desde la sesión última quedó claro que ya no es problema, pues se acabaron las necedades para privilegiar el diálogo y el acuerdo.
Gana Hidalgo y pierde Sosa -es lo que se ve-, esto tiene un significado grande y con un futuro nada agradable para la garza, que ya se mira medio desplumada. Y eso es muy bueno, porque algo pasó para que las cosas caminaran así.
Otro tema es el Mexe, que ya se convirtió en botín que pelean los de la CNTE con su líder, Armando Azpeitia, quien ve la oportunidad de hacerse con un modo de presencia y presión  para sus fines y con propuestas que no invocan consulta sino un modelo nacido en su agrupación sindical, que pretende en esta hora de agandalles hacerlo modelo nacional con todo lo que significaría este logro.
Fijar el modelo que realmente beneficie al estado y no resucitar una escuela de triste memoria, y menos como botín de un grupo de vivos, pareciera un tema para el diálogo.
Obrador debe tener en la mirada sobre Hidalgo los temas que urgen para darle camino de progreso con las notas claras de los que en su nombre reclaman beneficios y continuar abusando, y los reportes de quienes con trabajo honrado y responsable deben ser sus aliados, así tengan color distinto al Moreno.
El camino del diálogo es un camino acertado, aunque más de uno no debe estar de acuerdo.