Ni a los cadáveres se les respeta

Por décadas hemos sabido que existe un comercio de órganos humanos a nivel internacional, cuyo tráfico se hace no sólo con cadáveres sino con personas vivas que son mutiladas y en ocasiones asesinadas, cuestión miserable de nuestro tiempo.

Pero la última de las cabronadas que nos hemos enterado es que el Centro Forense de Jalisco, en un tráiler que servía como frigorífico donde se almacenaban cadáveres en condiciones de bulto o paquetes, ha desatado no sólo un escándalo público, sino también una profunda indignación social ante este atropello a la dignidad humana.

En imágenes que se transmitieron a todo el país y más allá, se aprecia a trabajadores del Centro Forense de Jalisco al interior del tráiler pisando los cadáveres en busca de alguno en particular. Las imágenes son tan miserables que causan indignación y un encabronamiento genuino de cualquiera que perciba que el respeto a la dignidad humana no sólo se debe presentar en vida, sino también cuando se ha muerto.

En una especie de reconocimiento del error, el gobernador del estado de Jalisco, Aristóteles Sandoval, tuvo que dar la cara sobre este puto atropello cometido pero sus explicaciones saben a poco, denotan que a muchas instituciones públicas no les importan los ciudadanos y que hacen su trabajo con el culo, cosa que da rabia pero que no resulta ajena en lo cotidiano.

Son innumerables las tropelías y anomalías que cometen diversas instituciones públicas que deberían dar salud mental, tranquilidad e impartir justicia en todas sus dimensiones para los ciudadanos, pero los encargos públicos sólo son vistos como formas de trabajo, no como un espacio de dignidad ciudadana; por ello, todo lo que se realiza como escenario de mercado termina por cosificar las relaciones humanas.

En este México aciago ya nada puede extrañarnos, pero eso no implica que las tropelías que se cometen en contra de la sociedad dejan de indignarnos, eso aún muestra que el corazón y pensamiento de las personas está en su centro, pero no basta para cambiar el curso de las instituciones que nos “salvaguardan”, para ello hay que tener huevos, organizarnos y exigir el respeto que merecemos desde que nacemos hasta que morimos.

Avatar photo

Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






Avatar photo

CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.