Benjamín Rico y la traición de Sergio Baños

“Cuando Rico Moreno asegura que Sergio Baños traicionó a Pachuca se refiere al pobre trabajo que ha tenido el equipo de gobierno de la capital, declaración con muy poca credibilidad viniendo de un personaje con amnesia política y carencia de autocrítica sobre el pasado y presente priista”.

La buena memoria y la ética no distinguen a los políticos de la vieja guardia, que además cuentan con el respaldo de una sociedad olvidadiza de los gobiernos que han padecido.

 

Las impugnaciones de Benjamín Rico Moreno, que pretende ser presidente municipal de Pachuca y para ello se refiere al actual alcalde, Sergio Baños, suceden en medio del descrédito de la alianza opositora de la que forma parte y el torbellino de corrupción que invade tanto al PRI como al PAN, cuyos dirigentes, Alejandro Moreno y Marko Cortés, se han encargado de demeritar cualquier intento de ser una opción política en el país.

 

Cuando Rico Moreno asegura que Sergio Baños traicionó a Pachuca se refiere al pobre trabajo que ha tenido el equipo de gobierno de la capital, declaración con muy poca credibilidad viniendo de un personaje con amnesia política y carencia de autocrítica sobre el pasado y presente priista, no sólo en Hidalgo, sino como modelo nacional de autoritarismo político; él, como tantos priistas, olvida que han sido sus gobiernos los responsables de las asimetrías y la miseria social en México.

 

Las aseveraciones de Benjamín Rico en contra de la gestión de Sergio Baños también adolecen del necesario escrutinio sobre los vínculos de fórmula política que estableció no sólo con el actual presidente municipal, sino con la clase política priista de la cual es parte y cuyo desgaste es radiografía de un pasado de corrupción e impunidad que no puede ni debe ser olvidado en Hidalgo y el país.

 

El aspirante a la alcaldía capitalina debería realizar un escrutinio de la conducta de su partido y aceptar su responsabilidad en la realidad de Hidalgo para, entonces sí, hacer una crítica a su excompañero de fórmula en el pasado proceso electoral. Quizá de esta manera sus comentarios tendrían impacto sin agraviarse a él mismo.

 

Y es que Benjamín Rico tiene en su contra no sólo el pasado de la vieja guardia en Hidalgo, sino también el poderío político del gobernador Julio Menchaca y Morena, pues las rutas de la transformación han dejado un grato sabor de boca entre la población, que ha encontrado una vía para evidenciar las tropelías del antiguo régimen.

 

En este sentido, la traición al PRI de la que acusa Rico Moreno a Baños Rubio sólo agrava el escenario político. Emigrar del PRI, el PAN o el PRD en nuestros días es pasar del inframundo a la libertad política, si no, que le pregunten al “Profe” Guadarrama, que ya usa chaleco guinda.

 

Es momento de que la vieja guardia diseñe una estrategia política basada en la proximidad con la ciudadanía a base de hechos, esa sería la gran prueba de un proyecto político de vanguardia; de lo contrario, puede despedirse del protagonismo político en tres sexenios más.

 

Tras las declaraciones de Benjamín Rico contra Sergio Baños, propios y extraños simpatizantes del antiguo régimen deben estar diciendo: “¡No nos ayudes, compadre!”.


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