Cancún y Monterrey, la triste realidad del país

“De qué sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo,
si no sabe dónde poner su tristeza o su rabia”.
José María Toro

La balacera que se registró en una escuela particular de Monterrey es una verdadera tragedia para México, principalmente para los padres y familiares de los niños que estuvieron involucrados; un hecho sin precedentes que refleja la situación por lo que atraviesa el país, y no desde el plano económico sino desde el plano cultural, social e institucional.

En esta misma semana se suscitaron los tiroteos en Playa del Carmen, Cancún y Monterrey. Esto nos recuerda la estadística del INEGI, que dio a conocer que el 74.1 % de los jóvenes tienen miedo: de salir a partir de las 8 de la noche, usar un cajero automático, usar el transporte público, asistir a un banco, de ir a parques o zonas recreativas y de caminar con billetera o con accesorios por las calles de su ciudad.

Estos datos nos hablan de que algo muy grave está ocurriendo en la sociedad y que las instituciones están dejando de hacer, y en caso de que lo hagan, no está dando resultados. No es novedad que la sociedad tenga esta percepción de inseguridad, lo nuevo es que se trata de un máximo histórico dentro de esta demoscopia: hoy en día la mayoría de las personas no confían en sus instituciones ni sus autoridades y se ha perdido la credibilidad en el Estado de Derecho.

Si bien el gobierno en sus tres niveles han implementados planes y creado organismos para frenar la violencia, no existen resultados tangibles ya que no se les da el valor que merecen o simplemente son usados para justificar gastos.

Es cierto que el gobierno tiene una gran responsabilidad en el rubro de la seguridad, pero también la tienen la sociedad y las instituciones educativas. Y es que parte del problema recae en la educación que se les brinda a los niños y jóvenes desde el núcleo familiar hasta el institucional. Resulta inverosímil creer que de los 2 o 3 libros que lee un mexicano promedio al año sean en primer lugar los libros referentes al narcotráfico, en segundo lugar los de autoestima y en tercer lugar los de cocina; y si pasamos a los programas de televisión que ve el mexicano, los de mayor audiencia son los concernientes a mafias, delitos, espectáculos y amarillismo, que tienen horarios no aptos para niños y adolescentes. Se trata, pues, de una radiografía de lo que le gusta a la mayoría de los mexicanos: violencia; de lo que sufre el mexicano: autoestima.

En otro artículo comentaba que las instituciones a nivel secundaria en nuestro país son donde más se sufre de bullying, donde las redes sociales, al no estar reguladas de manera específica en México, sirven como canales para empeorar y agravar dicha situación; además, los padres no están al tanto de lo que consumen sus hijos en Internet porque no existe dicha cultura desde el seno familiar.

Los padres siguen dependiendo de Internet para educar a sus hijos. Encuestas señalan que un niño, antes de preguntar a sus padres sobre algún tópico, lo primero que hacen es ir a buscarlo en Internet. Si bien las redes sociales y el Internet tienen más lados positivos que negativos, éstos últimos son muy graves. Cuántas historias hemos sabido de jóvenes que truncan sus vidas por el mal manejo que le dan terceros a las redes sociales, o ellos mismos desconociendo su uso y alcance.

La violencia en México ha aumentado en los últimos años por diversos factores (económicos, políticos y sociales), pero la sociedad y el gobierno tienen responsabilidad compartida, el gobierno por no hacer lo que tiene que hacer y la sociedad por elegir a dichos gobiernos. Ahora también tienen tarea las familias y las escuelas para con las nuevas generaciones, ya que el primer aprendizaje que se tiene para vivir y convivir en sociedad es la familia misma, y si desde ahí no se les da un buen modelo, difícilmente, aunque se tuviera la educación o gobierno de primer nivel, cambiaría la percepción del niño. Ya lo decía en su momento Leon Battista Alberti: “El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de tiempo cada día”.

Por: Armando Nieto Hernández

Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.






EN LA OPINIÓN DE... - Armando Nieto Hernández

Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.