Disculpe las molestias

Qué lejos están los días en los que en Pachuca no se construían puentes viales. Pronto ya casi nadie recordará cómo era nuestra vieja ciudad en la que el caos sucedía al mismo nivel. Desde hace años, la lógica de la obra pública en la entidad (si es que la hay) es que “si no funciona lo de abajo, que funcione lo de arriba”, y al final resulta que nada funciona. 

Desde hace algunas semanas la ciudad está en obras, o mejor dicho: en ruinas. Los recorridos que solían tomar 30 minutos, hoy toman al menos 45; hay desviaciones, congestionamiento, polvaredas y ruido, mucho ruido. Es curioso cómo la cercanía del proceso electoral acelera el cumplimiento de los planes de gobierno y de todos los pendientes que fueron pospuestos durante años.

Tener a la ciudad en aparente proceso de renovación y progreso es una simulación de una vieja escuela política que no ha entendido que, entre más molestos estemos los ciudadanos, menos creeremos en las acciones del Estado. Y es que no hay nada más molesto que estar atrapado en el tránsito, llegar tarde al trabajo o a la escuela, que te pongan una falta, que te descuenten el día por culpa de las obras para las que se contentan con decir: “disculpe las molestias”.

Estas estrategias ya las conocemos, no nos sorprenden, sería más innovador y creativo que cumplieran con las responsabilidades a tiempo, que el transporte en la ciudad fuera funcional, barato, accesible; que el coche no fuera la mejor forma para moverse en el municipio, así no seguirían haciendo puentes que sólo suben de nivel el desorden y nos conectan con la horrible realidad en la que tenemos que vivir cuando los que toman decisiones no saben bien cómo hacerlo.


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