Al inicio de Hasta el Fin de los Tiempos, tercer largometraje de Alejandro Molina a cuya premier nos invitaron los buenos amigos de Daimon, vemos a Patricio (Bruno Bichir) llorar desconsoladamente en una cueva en posición fetal.
Su vida parece totalmente arruinada. Su esposa le ha pedido el divorcio, le pide una pensión millonaria, le impide ver a su hija de nueve años, y su suegro lo ha demandado penalmente por una deuda muy grande. Patricio se lamenta, pues ha sido un marido fiel y trabajador, que no se merece que su mujer lo eche a la calle.
El único amigo que le tiende la mano es su abogado (Moisés Arizmendi) quien además le ofrece alojamiento en una casa de artistas. Ahí conoce a la joven escritora Natalia (Karla Coronado) a la que deberá ayudar a la recolección y venta de productos orgánicos. Poco a poco irá reconstruyendo su vida y encontrando el amor.
El director de Los Presentes y De Día y de Noche logra un buen melodrama auxiliado por el oficio del intérprete de El Callejón de los Milagros y Generación Spilberg y la agradable presencia de la actriz de 50 (o dos ballenas se encuentran), además de una fotografía en blanco y negro de Carlos Guizar y Francisco Laresgoiti que va mutando a color a medida que cambia el estado de ánimo de Patricio.
Hasta el Fin de los Tiempos obtuvo dos nominaciones en el Festival de Islantilla, y es una buena opción nacional, en su próximo estreno.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
