El fin de una maldición

No, esta no es una columna sobre futbol. Aunque celebramos que luego de 23 años el Cruz Azul, por fin, haya ganado un campeonato de la Liga Mx, hay otras maldiciones más calladas, serenas, que recaen sobre algunas instituciones de las que nos gustaría hablar ahora, antes de la jornada electoral del próximo domingo. 

Con la detención y encarcelamiento de Gerardo Sosa Castelán, expresidente del Patronato de la UAEH, las cosas se pensaban diferentes para la máxima casa de estudios del estado. Una ola de especulaciones apareció para subrayar que la universidad tendría un camino diferente, nunca andado. Pero todo sigue igual. 

La universidad sigue apareciendo en los primeros lugares de acuerdo con evaluaciones internacionales, sigue educando a una cantidad impresionante de alumnos que solo tienen acceso a la educación pública, sigue en pie en medio de una crisis sin precedentes, sigue generando alianzas políticas para tener representantes en el Congreso y sigue utilizando a sus trabajadores para garantizar el triunfo de sus elegidos el próximo 6 de junio

Acarreados de lujo” han llamado a estos trabajadores quienes, al estar al servicio de la universidad, también están al servicio de los intereses de los partidos que la institución apoya. Sí, quienes además de dar clases y calificar exámenes, también son “invitados” de la más cordial de las formas a ser parte del proceso electoral, a tocar puertas, a repartir propaganda, a defender un voto que, además, ha sido sesgado y dirigido desde el principio. Todo ello sin paga extra, porque viene en el paquete de ser parte de la comunidad UAEH

Hay cosas que se tienen que hacer para llegar a fin de mes y poder pagar las cuentas. Si se pensaba que con la detención del presidente del Patronato la maldición de la universidad quedaba cancelada, las cosas no sucedieron (ni sucederán) así. La orquesta sigue tocando al ritmo del director que, desde donde sea que esté, sigue siendo el mismo… 


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