El PRI de Hidalgo está destrozado

“Siguen buscando y queriendo cuadrar responsabilidades al costo que sea, incluso poner sobre la mesa la cabeza de Benjamín Rico a cambio de ejercer acción penal contra algunos extrabajadores del CDE”.

Luego del fallido intento por entregar al gobierno estatal la cabeza de Benjamín Rico como aspirante a la candidatura por el ayuntamiento de Pachuca, Marco Antonio Mendoza Bustamante busca la manera de negociar el desperdicio que le queda al PRI en un intento desesperado para no pasar a la historia como el peor presidente del tricolor, pues sabe que no tiene con qué negociar.

 

Dicen los enterados que, si bien le va al PRI, en el 2024 conseguiría cuatro ayuntamientos… pero, aunque fuera una decena, serían municipios con poco peso electoral. Esto se explicaría por la falta de trabajo de la dirigencia priista, que sólo llegó a apoderarse del partido, y aunque cacareó el eslogan “Lo mejor del PRI se queda en el PRI”, que buscaba el reconocimiento de su militancia, resultó un fracaso rotundo.

 

Tan pronto se apoderaron del cubo de Colosio, como depredadores empezaron a cortar cabezas, aunque el personal que se quedó en el Comité estaba calculado en el presupuesto de las prerrogativas y no había razón alguna para que fuera despedido; es decir, aplicaron el viejo adagio que reza: “A Dios rogando y con el mazo dando”.

 

A partir de ese momento, más que empeñarse en trabajar, en recomponer, en trabajar a nivel de tierra, se convirtieron en perseguidores de los que a su juicio son culpables del derrumbe, y siguen buscando y queriendo cuadrar responsabilidades al costo que sea, incluso poner sobre la mesa la cabeza de Benjamín Rico a cambio de ejercer acción penal contra algunos extrabajadores del CDE. Esta cuestionable estrategia estuvo a cargo del dirigente estatal, Marco Mendoza.

 

Como si no tuviera cosas más importantes que hacer, sino simplemente buscar venganza ante el despedazado partido que tiene en sus manos, Mendoza no ata ni desata, simplemente obedece y no aporta absolutamente nada al partido. Y es que, aunque varios medios de comunicación han señalado que el que mucho abarca poco aprieta, tal parece que el dirigente ya está resignado a lo que viene y únicamente se enfoca en ver lo que puede obtener desde su posición, por ejemplo, otro cargo plurinominal, porque capacidad en el terreno electoral simplemente no tiene.

 

Si alguien duda de lo que ocurre al interior de ese partido, basta con revisar lo que ocurrió hace unos días, cuando Oziel Serrano, un hombre de firmes convicciones partidistas, defensor de las causas del PRI, experimentado orador y uno de los ideólogos del tricolor, decidió dejar de ser militante del instituto político que durante toda su vida defendió con fuerza y vigor, y a través de un comunicado refirió: “Hoy el PRI se encuentra desdibujado por su excesivo pragmatismo”.

 

Son tan previsibles en el PRI que dirán que sólo se trata de un militante más, que no pasa nada, que se va uno, pero llegan cientos, etcétera, esa narrativa desgarbada que han aprendido a repetir por décadas enteras. Su cinismo es tan profundo que los cercanos a Carolina Viggiano tendrán asegurado un espacio en las elecciones del 2024 sin tener que despeinarse. Pero quienes quieran ganarse la confianza de Viggiano tendrán que invertirle como lo han hecho Benjamín Rico y Jorge Márquez, aunque nada garantiza que puedan lograr algún escaño.

 

Total, que el PRI está destrozado, ya se encuentra desmantelado, únicamente se trata de arrebatar los pocos espacios que quedan. Así es que, cuando el dirigente estatal vuelva a cacarear que lo mejor del PRI se queda en el PRI, habría que responderle que los únicos que se quedaron en el Revolucionario Institucional son los que se pueden servir de él a manos llenas, que el priismo es de unos cuantos y evidentemente no hay un solo resultado que desde lo nacional juegue en favor de su narrativa.


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