Lo apofático es aquello que no podemos decir de modo abierto o explícito con nuestro vocabulario.
El espionaje político y comercial no es una cuestión nueva y mucho menos novedosa, se trata de estructuras predispuestas a la penetración e infiltración desde las grandes potencias para la manipulación de gobiernos y estadistas, así como las cuestiones comerciales que suelen cifrar su dinamismo en la bolsa de valores, lo que implica que la incertidumbre, rumor o especulación de mercado genere grandes crisis y, con el tiempo, enriquecimiento.
Es innegable que el espionaje político y empresarial se ha convertido en una de las estrategias de las grandes potencias, porque detrás de ellas se encuentran élites de poder que intervienen en el juego apofático para utilizar, más allá del lenguaje abierto, códigos lingüísticos encriptados e inclusive imágenes y sonidos para generar control de la dirección que desean que la realidad tome.
La pandemia fue uno de los escenarios donde el intervencionismo apofático cobró lugar y se expresó en lenguajes no abiertos que manipularon no sólo a gobiernos y mercados, sino también al imaginario colectivo que, a través de las imágenes, orientaba su pánico o certidumbre hacia nuevas lógicas que habían sido teledirigidas.
La imaginación sociológica sobre el intervencionismo apofático a nivel político en estos momentos se encuentra en boga, y si volteamos la vista a Estados Unidos en el caso Trump, advertiremos que el magnate neoyorkino ha direccionado las condiciones apofáticas para asegurar que el imaginario colectivo norteamericano perciba que la debilidad política de Biden ha hecho retroceder el futuro de ese país, por lo que la imagen de hombre fuerte de Trump ha condicionado la preferencia del voto, el cual empieza a tomar rumbo a su favor.
Y es que definitivamente nos encontramos en una era donde la neurociencia, y en específico la neuropolítica, ha trazado desde el intervencionismo apofático nuevas rutas en lo político y lo comercial; el juego y uso de algoritmos que ubican preferencias también marcan tendencias e inclinan voluntades, cuestión que se afianzará con los instrumentos de la Inteligencia Artificial.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
