Ixmiquilpan, a merced de bandidos

2017 ha sido el año de los oriundos de Ixmiquilpan, que a base de sangre, violencia y chantaje se abren paso en el escenario político. El equipo Pedraza-Chárrez ha mostrado su formación mercenaria que tanto tiempo le ha permitido subsistir del erario público.

Pascual Chárrez, presidente municipal de Ixmiquilpan por el Partido Acción Nacional, ha intensificado su lucha por 100 millones de pesos a través de manifestaciones en Pachuca, con cientos de oriundos de la región, atreviéndose a hacer amenazas públicas al gobernador del estado por lo que califica como “falta de sensibilidad”.

Seguramente las arcas municipales son la fuente del financiamiento de camiones repletos de gente que pasan días enteros en la capital hidalguense, marchando y aclamando a Pascual Chárrez como líder populachero de la región.

Lo que Pascual no le cuenta a sus seguidores es que su verdadera molestia proviene de la falta de complicidad de las autoridades estatales para favorecer sus negocios personales, es decir, el alcalde de Ixmiquilpan no pelea el centenar de millones de pesos para su municipio sino el debido porcentaje a su bolsillo pues, dice, es la costumbre.

Al escudriñar los motivos de la exigencia de más de 100 obras para Ixmiquilpan, entre ellas la construcción de una escuela pública, salió a la luz la propiedad de negocios familiares de los Chárrez que precisamente se dedican al giro de materiales para construcción y empresas dedicadas a la labor, haciendo lógica la tajante condicionante de que las obras sean financiadas con preferencia a las empresas familiares y así poder acaparar un porcentaje nada modesto.

La cosa no quedó ahí: resultó que encima de todo, Pascual Chárrez ya presenta un importante desvío de recursos del erario público, por lo que la urgencia de presupuesto para obras públicas permitiría subsanar dichos faltantes, evitando así problemas con auditorías.

Y quien no podía faltar en el escenario es Cipriano Chárrez, actual diputado local que durante su gestión como alcalde de Ixmiquilpan no cuestionó nunca la asignación de recursos económicos, pues mantenía una “sana” relación con José Francisco Olvera Ruiz, quien para evitar problemas parece que le otorgaba cuantiosos recursos, de ahí que los hermanos Chárrez sientan que por costumbre les toca una buena cantidad de millones de pesos.

Los Chárrez evidencian también sus peticiones basadas en un discurso populachero valiéndose de la imagen de personas en pobreza del Valle del Mezquital, agotando así los recursos teatrales a su alcance para obtener prebendas.

Lo que deberían recordar es que si bien es cierto que los sectores en estado vulnerable y de pobreza son prioritarios, por lo cual reciben recursos abundantes, existen 83 municipios más en Hidalgo con grupos poblaciones que también deben ser atendidos y requieren presupuesto.

Por cierto, los dos subsecretarios de Gobierno del Estado se han visto rebasados por estas manifestaciones en materia de información: el secretario Simón Vargas  probablemente tendrá que replegar esfuerzos haciendo gala de su formación en resolución de problemas sociales, pues sólo quien no conozca su trayectoria podría desacreditar su labor.

Mientras Roberto Pedraza Martínez se observa satisfecho de cosechar los frutos de su presión vandálica a través de la diputación federal plurinominal y la secretaría general del CDE PRI con Erika Rodríguez, quien más tardó en llegar que en llenar sus oficinas con los colaboradores de su esposo, Héctor Pedraza, así como regresar al Invencible a las amigas cercanas de Ricardo Crespo.

Labor altruista o una táctica para generarle problemas de imagen al presidente tricolor, Leoncio Pineda Godos, con quien la prensa no ha sido indulgente. No sería el primer caso en que de las oficinas de la Secretaría General busca calentar el escenario al dirigente tricolor.

Mientras tanto, entre los aspirantes panistas o del partido que se deje ya figuran Cipriano y Pascual Chárrez a lo que alcancen a arañar. Pero los Pedraza no se quedan atrás: Roberto y Héctor comienzan a presumir su vasto poderío para tomar una curul.

Así es como los Pedraza y los Chárrez olvidan las muertes de dos ixmiquilpenses que participaban en las manifestaciones por ellos financiadas y orquestadas, al tiempo que siguen hablando del control político de una región con tanta pobreza como delitos imputables a las dos familias.

El Valle de Mezquital es sinónimo de injusticia y caciques.


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