Justicia e igualdad económica, barcos que ya zarparon

Los abogados sostienen que justicia y derecho no son la misma cosa, y esto es evidente en un mundo donde el derecho no procura justicia.

Estaremos de acuerdo en que la justicia aparece en el imaginario colectivo más allá del derecho o de la aplicación de la ley, es una cuestión de aspiraciones de la sociedad que pretende que nadie vulnere lo que por justo derecho le corresponde a una persona o a un grupo de personas.

Parece entonces que la discusión no es sólo filosófica sino que busca la concreción del acto, sin que la mayor parte de las veces así sea.

Pero en nuestros días, ante la pérdida de la búsqueda de la justicia como imaginario patrimonial de la humanidad, la aspiración es más concreta: se trata de lograr igualdad económica, o por lo menos de aumentar las oportunidades económicas que se tienen.

Sabemos que el 1% de la población en el mundo concentra el 50% de la riqueza del planeta, cuestión que no ha servido para entrar en debates sobre qué pasa con las conductas sociales con respecto a la opulencia y la pobreza, y una discusión paralela que habla de la desigualdad más allá de la riqueza.

Las sociedades del capitalismo moderno viven en la masturbación de aspiraciones de vida de acuerdo a los estándares de países desarrollados, pero poco o nada hablan de que la riqueza ni es cosa de justicia y que sí la justicia suele ser una cosa de la riqueza porque, habitualmente, sólo los que gozan de riqueza suelen experimentar justicia. ¿No es un caso público que se atente contra el patrimonio de una familia acaudalada y se clame por justicia?, empero, cuando un obrero es asaltado o pierde su patrimonio, ¿eso es noticia?

Lo cierto es que justicia e igualdad económica son barcos que ya zarparon.

La mayor parte de la población seguiremos siendo rémoras de la opulencia, de aquellos que por nuestro trabajo nos ofrecen migajas a cambio de un “estado de bienestar” que no existe ni ha existido, pero que para la imaginación resulta el sentido aspiracional que permite construir el cuento de hadas que llamamos Estado.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.