La Abadesa

Hace un año acompañé a mi primo Eric Ramner a un viaje con destino a Tamaulipas, pero la policía nos detuvo en un retén carretero y, luego de revisar su documentación, lo aprehendieron y yo tuve que reemprender el viaje sin él. Afortunadamente iba con mi sobrina Aline, quien solucionó de manera extraordinaria todos los problemas hasta nuestro regreso a México. Hoy vuelvo a encontrarla en una pizzería de Coyoacán, ha venido con su escuela secundaria a visitar la Fonoteca Nacional, el Museo Frida Kahlo y el Museo León Trotsky, entre otros espacios culturales.

—¿Ya fuiste al teatro? —le pregunto y ella responde que era lo que estaba esperando de mí—. ¿Como qué te gustaría ver?

—Sorpréndeme.

Pienso en alguna obra y recibo un mensaje de Rosa Teixidor, actriz que conocí en el Foro Shakespeare cuando coincidimos como público en la obra “El viaje de Nina”. Me invita a verla en su obra “La Abadesa”, ya me había invitado al estreno, sin embargo, un viaje a Hidalgo me lo impidió en dos ocasiones. Aunque no conozco el argumento, la sinopsis me revela el conflicto principal e intuitivamente siento que es la obra que tengo que ver con mi sobrina.

Llegamos al Teatro Bar El Vicio, la atmósfera evoca otro tiempo y, efectivamente, el preludio se anuncia a través de uno de sus personajes. Es 1690 y el trovador con su vieja bandurria anuncia primera llamada. Se pone a cantar y, al terminar, da segunda llamada. La tercera vendrá acompañada del resto del elenco que, cantando, contextualiza esta obra en verso sobre la Abadesa de Belén, quien fue excomulgada por la iglesia. Esta es su historia.

El trovador nos cuenta que en dicha casa se aprende a leer y escribir, además de bordado, danza, griego y latín. Y aclara que todas las huéspedes están por propia voluntad. ¿Y qué hace ahí ella? Mercedes misma se confiesa.

A los dieciséis años la casaron con un tipo seleccionado por sus padres, pero escapa porque éste la golpeaba. Los celos, invenciones de su rabia, lo volvían un ser extraño y violento, dejándole cicatrices en el cuerpo y el alma. Las primeras visibles, las segundas invisibles pero más dolientes. Visita la iglesia y pide ayuda pero la autoridad eclesiástica le ordena que se aguante. Dios tiene caminos extraños y ella no es la excepción del viñedo del Señor. La única solución es meterse al convento, eso sí, pagando dos mil pesos.

 

Afuera del recinto

Don Juan arrepentido

Le recita su miel

Que lo perdone

Que lo siente

Y que regrese con él

 

Y como ella no sale, el auténtico don Juan le grita deseándole que se le pudra la carne. A pesar de estar encerrada, no se siente segura. Menos aún de sí misma cuando comienzan los conflictos del sexo y el espíritu. Su dilema es la divinidad o el cuerpo. Se pone a escribir para olvidar, para evitar la completa soledad. Se pone a escribir y representar historias de piratas, y ahora la acompaña una nueva amiga en el juego. Una bruja oriental que la defiende de las incursiones bravuconas de don Juan, quien a toda costa la quiere recuperar. Las enfrenta celosamente, quiere lastimarlas pero la amiga lo enfrenta armada y lo humilla en la derrota.

El machismo, el orgullo y una venganza que apela a la nada, motivan a don Juan a lastimar con todo a la mujer que dice ser su amada. Corrompe a la más alta autoridad eclesiástica para que la torturen. Luego de las torturas, ella finalmente cede y don Juan se la lleva de vuelta a su casa, a su vida, a su recámara. Ella parece perdonarlo y lo abraza, empero, ¿cuánto tiempo más podrá aguantar? La amiga siempre estará con ella, siempre la acompañará y apoyará haga lo que haga. ¿Qué harán? ¿Qué hará con su vida sometida? ¿Qué harán si ella lo abandona? ¿Se irán juntas al mar? Enfrentar el destino o rebelarse y construirlo uno mismo. ¿Qué quieren hacer? ¿A qué se atreverán?

La crisis, decisión de los personajes, se desarrolla con fuerza y el clímax se eleva como las llamas del fuego en el convento que consume una vida para que otra renazca. Ella tomará dos decisiones fundamentales en su vida, la primera la liberará de todos los prejuicios y la segunda la liberará de todo lo que pudo haber escrito. El final de una vida y el de la vida misma. Ambos imposibles a la vez.

Termina la obra y durante los aplausos descubro que mi sobrina está platicando con un muchacho más o menos de su edad. Yo sigo en lo mío haciendo apuntes para esta nota y tomo algunas fotografías. Me gustó el texto en verso, las actuaciones, la dirección en la iluminación y la música en vivo; por mi parte quitaría los micrófonos fijos y la voz se resolvería escénicamente. Saludo a un par de conocidos y encuentro a Aline afuera, cuando se despide de su nuevo amigo.

—¿Te gustó la obra? —le pregunto.

—La historia es fuerte, por el sorpresivo desenlace y, sobre todo, por la terrible constante de que los padres se crean propietarios de la vida de sus hijos, que hagan lo que ellos ordenen y que se casen con quien ellos determinen, ¡aún cuando ni siquiera quieran casarse!

—Órale —expreso sorprendido.

—Y el tema del machismo, tío. Siempre es lo mismo, pinches hombres hacen lo que se les da la gana, pero cuando una mujer es libre se ponen como locos y nosotras somos las malas. Pero eso es culpa de la religión, que hace que el machismo sea legítimo en su puto mundo disque bendito pero lleno de bandidos. ¡Como la obra! Y no ha cambiado nada, al menos no por los putos machos que sólo ven a las mujeres como un objeto. ¿O no, tío?

—No, sí, tienes razón.

—¿Me invitas un helado? —me dice luego de una pausa larga en la que paulatinamente se calma.

—¿Entonces sí te gustó la obra? —le pregunto mientras tomamos un helado frente a la Parroquia San Juan Bautista.

—Me gustó que escribiera. Pero lo que más me gustó fue que se rebelara. Primero contra su esposo y luego contra la iglesia.

—¿Y el final?

—Un último acto de libertad.

¿Qué más puedo decir? Ellas ya lo dijeron todo.

 

La Abadesa se presenta todos los viernes de mayo y junio a las 8pm en el Teatro Bar El Vicio, Calle Madrid 13, Coyoacán, CDMX. Tel: 55 5659 1139.

 

La Abadesa
Dramaturgia y dirección: Jorge Gidi
Con: Rosa Teixidor, Cinthia Patiño y Jorge Gidi
Músico: Manuel Mejía

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Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".