La cola del huracán

2018 asemeja el gran hipódromo político en el que la caballada anda flaca y no parece tener fuerza para llegar a la meta.

¿Pero por qué la caballada está flaca?: porque la política en México no calienta a nadie y no es una actividad que le interese al ciudadano común; más aún, las elecciones no reflejan en su justa dimensión el pesar ciudadano por la clase política, ni siquiera es una estela de la amargura sobrada que desde haces décadas prima en la población.

Caballos flacos y carretas gordas

La probidad política que está en entredicho no sólo tiene que ver con el ejercicio de gobierno; en los hechos, los pasados comicios nuevamente acusaron graves anomalías e inconsistencias donde la maquinaria de la corrupción se hizo presente, cuestión que encuentra su mejor caldo de cultivo en la población que menos tiene, para la que 500 pesos o una despensa garantizan varios días de alimento, cuestión que hace pensar en votos por el estómago.

Por si fuera poco, las millonadas de pesos que cuestan las campañas electorales y mantener los organismos que custodian el proceso electoral son para perder la cordura, máxime en un país donde la pobreza es lacerante y donde la desigualdad es inenarrable, cuestión que lastima a la sociedad que reactivamente está harta de este escenario de mierda.

La cloaca y los ratones

Pese a que seguimos escuchando que existen garantías sobre la honestidad de las elecciones, lo cierto es que lo fáctico delata lo contrario, situación que es de dominio público y que ya no causa mayor extrañeza, por el contrario, lo que le podría sorprender a la ciudadanía es que en una sola elección ya fuera de alcaldes, gobernadores y presidente, existiera probidad, limpieza, certidumbre para que todos pudiéramos admitir que no importando quién gane o pierda, el sistema político funciona salvaguardando la integridad del Estado.

Pinocho y Gepeto

Mentiras, Pinocho, sólo mentiras. La política no es una actividad, pese a su importancia, que pueda hablar de la dignificación social, en este déficit, la ciudadanía languidece y parece desfallecer sin que exista ningún trazo de un movimiento, grupo político, esfuerzo de un político a nivel individual o cualquier otra realidad, para frenar la corrupción e impunidad y moralizar la escena política.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.