TLCAN, un sueño frustrado para México

Un informe de “The Centre for Economic Policy Research” (CEPR) -Centro para la Investigación Política y Económica-, con sede en Washington y fundado por los economistas Dean Baker y Mark Weisbrot, ha corroborado lo que todos sabemos; el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado entre Estados Unidos, Canadá y México en 1993 y destinado a crear una zona de libre comercio, no ha estimulado el desarrollo de la economía mexicana.

Esa afirmación ha sido contundente por tratarse de un centro de investigaciones que tiene su sede en Estados Unidos y hacerlo a pocas semanas de que inicie la renegociación del TLCAN, ya que después de años de seguir una política proteccionista, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial (BM), convencieron a México de que la mejor opción para impulsar su desarrollo era liberalizar su economía y eliminar sus barreras al comercio internacional.

Lo anterior se hizo en una coyuntura compleja para México, en un período donde los programas de ajuste y estabilización se impusieron en el país y el FMI requería que volviera a funcionar la economía nacional para devolver los créditos. Fue así que inició la apertura comercial unilateral en 1985 y en agosto de 1986 México ingresó al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT).

No obstante, aunque el presidente Donald Trump ha afirmado en múltiples ocasiones que el TLCAN ha sido un mal negocio para Estados Unidos y sólo ha beneficiado a México, en realidad el sector agropecuario mexicano ha sido uno de los que más ha sufrido en estos años y Estados Unidos ha recibido los resultados de su adaptación: los flujos de inmigrantes ilegales.

Desde la entrada en vigor del TLCAN en 1994, todos los sectores de la economía nacional se vieron obligados a adaptarse, pero el agropecuario ha sido uno de los que más ha sufrido el impacto del libre comercio y, por ende, el que ha provocado las discusiones más álgidas. Productos como el tomate, el aguacate, el trigo, el azúcar, los productos pecuarios, los cárnicos y el atún, entre otros, han estado desde siempre en la mesa de las discusiones entre México y Estados Unidos; siendo ese sector el origen de la expulsión de miles de emigrantes a Estados Unidos y Canadá en los últimos 22 años.

Antes de la entrada en vigor del TLCAN, el saldo de la balanza comercial agropecuaria de México con sus socios comerciales en el TLCAN, ya era negativo; luego, su misma tendencia a lo largo de estos años no ha mostrado otra cosa que los problemas estructurales del sector, lo que ha hecho de México un país importador de granos como maíz, trigo, soya, sorgo, cebada, fríjol o algodón.

Ahora, este estudio del CEPR de Washington pone en perspectiva lo que realmente ha pasado en estos 23años de vigencia del TLCAN. A lo largo de más de dos décadas de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, la economía mexicana apenas ha podido crecer a una tasa promedio anual de 2.6% en 23 años; muy lejos de las tasas del 7 y 5% prometidas por el actual gobierno.

El CEPR hace un análisis comparativo entre México y el resto de América Latina, para mostrar que el TLCAN no ha sido el motor del crecimiento y menos del desarrollo del país. Pues si bien de 1980 al 2000, una vez superadas las crisis, mientras que la economía de México logró crecer en 0.7%, en promedio anual, Latinoamérica creció en 0.4%. Pero después, del 2000 al 2016, la economía mexicana sólo logró crecer en 1%, en promedio anual, mientras que Latinoamérica lo hizo en 1.5%.

Pero lo peor de todo es que, si analizamos el PIB per cápita de 1994 a 2016, éste logró un crecimiento promedio anual de apenas 1.2%, superado por Ecuador, Paraguay, Honduras, El Salvador, Colombia, Uruguay, Bolivia, Nicaragua, Costa Rica, Surinam, Guyana, Chile, Perú y Panamá.

Pero lo más interesante del estudio del CEPR es que mientras México apostó al libre comercio y ha firmado ya 16 Tratados de Libre Comercio para convertirse en el capeón mundial, China sin haberlo hecho es hoy el segundo exportador mundial y Estados Unidos importa el 21% del total de sus productos, mientras que de México sólo importa el 13%, desplazando del mercado estadounidense a Canadá y a nuestro país.

Seguramente, un análisis serio y profundo de lo que ha sido el TLCAN para México podría dar muchos elementos relevantes para ayudar a negociar este acuerdo a favor de nuestro país o para poner punto final al él y buscar otras estrategias de desarrollo.

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Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.


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CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.