La comprensión ontológica 30

Un vacío en el corazón. Dolor. Por primera vez siento aquello que llaman “La muerte de la filosofía”. Mucho dolor. Siento un vacío ontológico, de poder argumentativo y de total sentido. Pero, aclaro, no es por la orden de aprehensión en sí. ¡Eso no me importa! Es porque voy a dejar de ver a Dalia como consecuencia.

—Tienes que esconderte —me dijo Constanza.

—Irte lejos —añadió el abogado Tejada.

—Donde no puedan encontrarte.

—Muy lejos.

—Mientras pasa todo el alboroto.

—Y yo pueda cumplir todos los arreglos para evitar tu arresto.

Tenía horas para desaparecer, preparar mi salida de la ciudad sin ser visto antes de que la policía judicial del Distrito Federal siguiera la petición de la embajada de Estados Unidos. ¡Dalia! La angustia de mi alma era porque iba a dejar de verla y, sin dormir nada, salí corriendo para despedirme de ella por la mañana.

Llorando.

¿Qué significa la muerte de la filosofía?

¡Qué es aquello que muere!

¿Y por qué en este momento siento que me estoy muriendo?

 

30.1    La filosofía se niega filosóficamente, es decir, la llamada “muerte de la filosofía” es tan sólo una pretensión filosófica.

 

30.2    Los filósofos no sólo han interpretado el mundo (como Marx juzga alevosamente) sino que también lo han transformado. Sin embargo, nuestro colega tiene que comprender que su concepto de “transformación del mundo” es también una pretensión filosófica.

 

30.3    La pregunta por el ser —le explico a Heidegger— es únicamente un disentimiento filosófico.

 

30.4   Rorty dice que “la filosofía es contingente”. ¿Es ésta una verdad contingente? ¿Y qué tipo de verdad sería la respuesta? ¿Una necesaria o contingente?

 

30.5    La duda —afirma Wittgenstein— supone certeza. No obstante, la duda filosófica puede no suponer nada (es una pretensión filosófica). Moraleja: en este juego sí tiene sentido dudar de todo, incluyendo el cogito ergo sum.

 

30.6    Los poco originales miembros del Círculo de Viena encerraron la filosofía en el lenguaje de hechos, en un mundo del que ella misma es universo. Aunque, irónicamente, para ellos “la verdad” era el Tractatus Logico-Philosophicus, una pretensión metafísica que el propio Wittgenstein reconoce.

 

30.7    Llegué al viejo inmueble, nunca había ido de día y, atípicamente, me pareció más lúgubre que por las noches. No sabía cuál era la puerta de su casa, intuitivamente toqué en la de metal oxidada a un lado de las escaleras que llevan a la azotea y, luego de unos minutos, abrió una anciana con mucho maquillaje.

—Hola —le digo.

—¿Sí?

—Disculpe, ¿aquí vive Dalia?

—¿Quién?

—Dalia, ¿vive aquí?

La anciana niega con la cabeza, agita su mano molesta y, sin decirme nada, me cierra la puerta en la cara.

 

Continúa 31

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".