La confianza de ver el debate en casa

Redacción

La Organización de Mujeres Priistas utilizó la casa del Partido Revolucionario Institucional para instalar una enorme pantalla y que así los militantes de ese organismo político pudieran ver el tan esperado debate presidencial.

En el edificio del PRI estatal se congregaron unas 200 personas. Algunos de los presentes lucen aburridos, otros, muchos otros, miran la pantalla de su celular. Hay algunas sillas vacías y chalecos rojos por aquí y por allá.

José Antonio Meade, el candidato tricolor, aparece en la pantalla; los priistas ponen atención, pero se vuelven a distraer cuando hablan Anaya, El Bronco y Margarita. A Andrés Manuel le prestan una atención recelosa y hasta burlona. Los de hasta atrás en la hilera de fila comentan los pormenores.

Alguien dispuso la botana para que los asistentes echaran chicharrones o palomitas. El entretenimiento está garantizado: AMLO, Meade, Anaya y todos los demás buscan convencer a los mexicanos por medio de sus propuestas, pero las descalificaciones son su principal estrategia.

En una de las paredes, un reloj electrónico lleva la cuenta regresiva en 69 días, 11 horas y algunos minutos “para que todos ganemos”. En la pantalla, los cinco candidatos aparecen al mismo tiempo. Los ataques entre sí van en aumento y dos minutos no les son suficientes para defenderse y hablar de sus propuestas.

A Meade se le va el audio cuando comienza una frase que dice: “Andrés Manuel se equivoca cuando dice…”, y hay un desconcierto en el candidato del PRI, pero la razón es que su tiempo ha concluido.

El Peje habla despacio, es a quien más corretea el reloj por su lenta manera de hablar. También le silencian el audio. Margarita se enreda con sus ideas, le falta claridad y sus participaciones son un tanto rígidas. Aquí, en la sede estatal del PRI, en una de las sillas vacías, alguien abandonó un plato con una rebanada de pizza.

López Obrador sale a escena para hablar de su estrategia contra la violencia, y en la cara de los presentes hay desagrado, o sonrisas burlonas cuando el tabasqueño defiende sus puntos. Entonces, aparece una señorita vestida con camisa blanca y un enorme logo del PRI repartiendo chicharrones a los presentes. Una mujer da la espalda a la enorme pantalla, dispone su teléfono celular a la altura de su rostro y se toma una selfie para demostrar que cumplió con su partido.

Como los otros, el presidente del tricolor se distrae en su teléfono. Seguro atiende asuntos importantes que su cargo le merecen. También le tocó bolsita de chicharrones; lo acompaña Erika Rodríguez y algunos otros priistas reconocidos.

Habla AMLO, y Pineda Godos atraviesa su mano en la luz del proyector con su puño cerrado y su pulgar hacia abajo, mientras en su cara hay una sonrisa burlona. En la pantalla se proyecta la sombra desaprobatoria. Luego intercambia comentarios con la Secretaria General del partido y sus acompañantes cercanos, mientras el Peje habla de vender el avión presidencial. Y se ríen, como si para ellos fuera un tema divertido.

En cambio, habla Meade y muchos de los presentes asienten con aprobación. Entonces pasa un hombre con chaleco rojo cargando una decena de pizzas y el olor jala la atención de los más próximos al pasillo. Se alistan para la segunda mitad del debate. Comida para todos. Habla Margarita y Godos aprovecha para tomarse foto con Erika Rodríguez. La repartición de pizzas ya empezó. Algún distraído que fue al baño se apresura a regresar para no quedarse sin su rebanada.

En la pantalla, los ataques se intensifican contra AMLO, y pareciera que todos los candidatos le están echando montón. Pero entre Anaya y Meade también se dan un agarrón, se cuestionan corrupciones y uso faccioso de instituciones. Al Peje le da risa.

Pero, en cambio, cuando él habla, aquí en la casa de los priistas, los risueños son los de chaleco rojo, que ven en López Obrador a un oponente que ha perdido la cabeza, y hacen mofa de su discurso y sus propuestas.

El debate por fin llega a su parte final. Cada aspirante habla a los millones de mexicanos que siguieron la transmisión del encuentro. Muchos de los priistas muestran su pulgar hacia abajo cuando termina de hablar AMLO. Fotos cuando Meade aparece en escena. Durante la despedida de la transmisión, los de chaleco rojo han organizado las porras: el grito de “Pepe Meade” es secundado por porras al PRI para terminar repitiendo varias veces “Vamos a ganar”.


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