La pirinola política

Como si fuera la casa del ensueño, Los Pinos es el camino a la resurrección política, pero la pirinola se sigue moviendo, oscilando desde la publicidad y la caja china o los cuentos chinos, que es lo mismo pero no lo mesmo.

Las precandidaturas para llegar a Los Pinos congregan a las ardillas que intentan alcanzar las bellotas, algunas de ellas son discretas y ahorran, son consejeras y consultoras, otras actúan en el sigilo, creen que todo mundo las odia, que los enemigos se multiplican generando podredumbre y pestilencia.

En este escenario ecológico donde el bosque deja ver la casona que parece un palacio se esconden las máquinas de los humanos, aquellos que quieren acabar con las ardillitas perniciosas, que sólo agitan los árboles y poco ayudan a la preservación del entorno; estas ardillas asemejan perros con rabia y lo que suelen hacer los hombres de las máquinas es llevárselas a la perrera, donde el final denota que muerto el perro, se termina la rabia.

Empero, la caja china y los cuentos chinos no parecen ser suficientes, sus impactos son momentáneos y nunca definitivos, deben sumarse a otras estrategias que permitan a las ardillas conducir a otras ardillitas, convencerlas de que las bellotas que se les darán son más abundantes y jugosas, aunque todos sabemos que los bosques están en extinción y, de no reforestar, se convertirán en desiertos.

En este camino a Oz todo indica que la ardilla que junte más bellotas ganará la recámara principal del palacio, no eternamente, pero por el tiempo suficiente para multiplicar sus bellotas y, normalmente, una vez que abandone el palacio podrá comprar un bosque para ella solita, cuestión que hace del cuento el nido de las hadas.

Si el relato resulta encriptado es porque de ardillas y palacios poco sabemos; de las primeras porque no somos animales silvestres y sus lógicas son endogámicas, y de los segundos porque vivimos en casitas de interés social, donde el pasto no abunda y tampoco la comida, por lo que salimos de la casita muy temprano a chingarle, mientras las ardillas nos miran desde lejos.

Pero si quieres ser ardilla y disfrutar de las bellotas, comienza por dejarte el pelo largo y mimetízate con el bosque, quizá puedas llegar al palacio.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.