Las elecciones más allá de las encuestas

Entre acusaciones de corrupción, asesinato de candidatos, descalificaciones y una guerra de encuestas, concluyó la campaña presidencial. Lo lamentable de todo es que la violencia siga siendo un medio para eliminar a los rivales, cuando la vía electoral se ha venido imponiendo como el medio legítimo para llegar al poder, enterrando la lucha armada para hacerse de él, algo que en Colombia ha quedado sellado con los recientes acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC.

Si las encuestas fueran creíbles, los resultados de las elecciones del domingo no traerían sorpresas; lo lamentable es que muchos encuestados no votan y muchos de ellos no viven en las zonas urbanas o disponen de celulares. La realidad del estado de ánimo de los más de 87 millones de electores lo supimos este domingo; ellos transmitieron con su voto el verdadero malestar existente contra la clase política nacional, contra los partidos y sus decisiones.

De las elecciones lo deseable era que se desarrollaran en paz y sin violencia, que se respetara el voto de los ciudadanos. Pero eso sólo fue un deseo, pues las denuncias de fraude y de potenciales irregularidades corrieron en las redes sociales, creando un ambiente de incertidumbre y de dudas sobre el sistema electoral mexicano y el Instituto Nacional Electoral (INE), recordando lo sucedido en 2016, cuando los resultados se dieron a conocer un mes después y las protestas se multiplicaron en el país.

Esta vez los ciudadanos enfrentaron la disyuntiva del continuismo o la renovación; se vieron ante descubrir la verdad en el discurso de los candidatos o la retórica de siempre y el engaño, ante la posibilidad de mejorar su nivel de vida en la decisión que tomaran este domingo o profundizar el deterioro de sus ingresos frente al desempleo, a la falta de oportunidades de trabajo y de salarios dignos que reconozcan la calificación de los mexicanos y las mexicanas.

Los partidos no eligieron a sus mejores cuadros, sino a los elegidos por quienes los dirigen. Vimos caras desconocidas, personas que no son líderes sociales ni dirigentes sindicales, sólo amigos de los amigos, hijos de papá, incondicionales, etcétera, etcétera, pero no hombres y mujeres surgidos del trabajo entre los ciudadanos, dirigentes políticos, sociales, comunitarios, sindicales. Esa es una cuenta aún pendiente del sistema político y sus partidos frente a los ciudadanos, que ahora sancionaron con su voto la mediocridad de los candidatos.

Las propuestas de los candidatos estaban en el aire, algunas aterrizadas más a la realidad que vive el país que otras. Cada candidato hizo sus propuestas sobre su visión del país para transformarlo, para enfrentar la pobreza y el desempleo, para hacer frente al aumento creciente de la delincuencia y la inseguridad; propuestas que son eran creíbles en uno u otro candidato, que podrían ser reales o pasar a la retórica con que durante años la clase política ha engañado a los electores en cada período electoral como éste.

Sin duda el 1 de julio fue la puerta de entrada a una oportunidad para iniciar la transformación del país, no debemos olvidar que durante estos años miles de profesionales en México han permanecido fuera del mercado laboral; de nada han servidos sus estudios en el extranjero y su experiencia adquirida, ni los títulos de maestros en ciencias y doctorados, porque el sistema no premia la fuerza de trabajo calificada sino las relaciones de amistad. No importa que quienes lleguen a puestos de directores generales o directores generales adjuntos no sepan usar una computadora o trabajar en línea, aduciendo que prefieren “arrastrar el lápiz“ para ocultar su mediocridad.

Definitivamente, este 1 de julio se abrió la posibilidad de cambiar el rumbo de México. Después de la crisis de “los errores de diciembre” en 1994, México debió aceptar las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para acceder a recursos financieros que le permitieran salir de una crisis que consumió las reservas internacionales, disparó la inflación y devaluó el peso, poniendo en marcha los programas de ajuste y estabilización del Fondo.

Sin embargo, después de superar la crisis y los cambios que se produjeron en el entorno internacional, los gobiernos han seguido administrando al país bajo las mismas reglas del programa de estabilización del FMI. Los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto no han hecho otra cosa que continuar administrando la misma política económica implementada para superar la crisis de entonces, orientada por los objetivos de inflación del Banco de México.

México está hoy frente a la ruptura de la dependencia de Estados Unidos y a una lógica de dependencia. Durante años se habló tanto de luchar por la independencia económica y política de México, pero ha sido la llegada del presidente Donald Trump que la ha hecho posible, debido a que a él no le importa la suerte de nuestro país, lo que haga o deje de hacer, dándole la independencia económica y política para decidir sobre su futuro y dejando huérfano a un sector de la clase política nacional que siempre dependió de las decisiones de Estados Unidos; ahora México deberá volver a su realidad y mirar hacia América Latina y el Caribe, a buscar su fuerza en ellos como en el pasado y poner fin a su sueño americano.

La suerte estaba echada desde hace meses sobre el futuro de las elecciones. Los mexicanos y las mexicanas hace meses tomaron su decisión sobre a quién apoyar con su voto; de tal suerte que ni la mediocridad de los debates ni la propaganda publicitaria, donde los candidatos en lugar de hacer llegar sus propuestas a los electores se descalificaron unos a otros, tendrá efecto.

Avatar photo

Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.






Avatar photo

CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.