Llegó la hora de terminar con el cacicazgo de Gerardo Sosa

Durante más de 40 años Gerardo Sosa Castelán se ha apropiado de la UAEH sin permitir a nadie interferir en su cacicazgo, tan es así que ha corrido como pólvora la noticia de que todos los documentos referentes a su persona han sido clasificados como reservados. Sobra decir que es evidente la falta de transparencia que más bien busca esconder el pasado turbulento del eterno aspirante a la gubernatura hidalguense.

Recientemente, Sosa Castelán sacó a sus huestes a pelear la autonomía universitaria para evitar la transparencia sobre el manejo del recurso económico que reciben del erario público y que canalizan en diversos negocios propiedad de la UAEH, que van desde gaseras, gasolineras, librerías, etcétera.

Como estrategia en esta pelea, el patrón universitario ha dado cabida en diversos foros a “expertos” que apoyan y defienden a autonomía de la casa de estudios pero ninguno de ellos es conocedor del escenario político estatal, donde la autonomía se difumina al notar que existe una suerte de “cacique” empoderado desde hace cerca de 40 años.

Lógicamente, los universitarios están peleando mantener su autonomía, o por lo menos es lo que les han hecho creer, pues la realidad es que Gerardo Sosa no quiere perder su fuente económica, pues ha mantenido hasta un diario, candidatos independientes y un partido político gracias a los ingresos financieros que tiene la UAEH.

Es aquí cuando los expertos participantes en los foros muestran un grado de ingenuidad al defender la autonomía universitaria de forma ciega, sin indagar previamente en la historia de Hidalgo y menos en el pasado sucio de este personaje político.

A esto se agrega el hecho de que ninguna universidad se ha sumado a la petición de autonomía de la UAEH, tal vez porque conocen la historia real detrás de las garzas o el resentimiento generado por el discurso agresivo con que se declara como la institución pública con las mejores ofertas de estudio, ninguneando a todas las demás escuelas en el plano estatal.

Sin embargo, todas las corruptelas al interior de la UAEH han sido bien conocidas por docentes, administrativos y estudiantes, que han callado por miedo a verse afectados en forma personal, como lo han sido personajes como Pablo Vargas y Raúl Arroyo.

Podría decirse que es un buen momento para que se haga pública la vida oficial de Gerardo Sosa Castelán y para terminar su cacicazgo universitario.


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