El domingo pasado se llevó a cabo el primer debate entre los candidatos a la Presidencia de México, y aunque ha sido el mejor en la historia de estos ejercicios en nuestro país, aún existen detalles técnicos que deben ser ajustados, como el formato y los tiempos de respuesta y réplica.
Los moderadores hicieron un buen papel, aunque les faltó ser un poco más incisivos en sus preguntas; por su parte, los candidatos dejaron en claro quién sí se preparó para el debate y quién solamente fue amostrar su soberbia.
Lo destacable de Margarita Zavala fue su falta de preparación, de léxico y dicción; hubo momentos donde ella misma salió a la defensa de su marido y por ende a la defensa del PAN.
De José Meade se vio una figura acartonada, pues a cada inicio y término de sus argumentos decía un spot como: “Soy José Antonio Meade…”, lo cual evidencia que su equipo está consciente de que poca gente lo conoce.
El gran error de AMLO fue no responder directamente a las preguntas de los moderadores y de los candidatos, y que perdiera la noción del tiempo que le restaba.
Pero sin lugar a dudas El Bronco fue el peor, y se ha convertido en una burla a nivel nacional y tendencia en redes sociales por verdaderas tonterías.
El único candidato que marcó bien sus tiempos, tuvo buen léxico, oratoria y argumentación, fue el Ricardo Anaya, incluso muchos expertos en el tema lo posicionaron en un buen lugar respecto a los demás.
No obstante, de nada sirve ser el ganador de un debate, ya que estas dinámicas permiten que los electores conozcan a los candidatos y su manera de exponer sus propuestas y responder a los cuestionamientos. Restan dos debates para que los mexicanos estemos bien informados con el objetivo de emitir un voto razonado.
Por: Armando Nieto Hernández
Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.
