Lentamente, el agua toma su nivel tras un proceso electoral en Hidalgo que deja incertidumbre ciudadana y la inercia de la reticencia al cambio político que no es, en modo alguno, producto de los impedimentos o inconvenientes de la pandemia.
En el análisis crítico de esta realidad política, el escenario no habría sido distinto en Hidalgo sin los efectos de la pandemia; en los hechos, los resultados no presentan sorpresas, eran previsibles mucho antes de que se llevara a cabo la jornada electoral.
Sin embargo, existe un efecto ilusorio en todos los candidatos, porque todos se proclamaron vencedores de los debates, lo cual en realidad fue una estrategia de marketing político para tratar de incrementar el número de votos de los indecisos, cosa que en Hidalgo se ha vuelto una constante.
En el mismo vector se encuentran las encuestas: han perdido toda credibilidad porque dan por ganador a cualquiera, máxime si paga y, por ende, los ciudadanos no cuentan con datos fidedignos sobre las preferencias y tendencias que se marcan durante el proceso electoral.
Lo cruel de todo esto es que el arquetipo mesiánico del salvador político se replica en el imaginario colectivo, por lo que en vez de que los políticos nos entreguen proyectos sustentados y sustentables de gobierno, lo que pululan son las promesas ilusorias y el clientelismo acostumbrado, donde las soluciones a los problemas sociales se circunscriben al poder de decisión de un gobernante, lo cual históricamente hemos visto que no es verdad.
En todo caso, resulta desgarrador el hecho de que los ciudadanos, en su mayoría, no sometan a juicio y escrutinio las propuestas de los mesías políticos, los cuales no habrán de hacer de la administración municipal la realidad terrena de respuesta ciudadana, lo que denota que la cultura política es menos que un pedo en un huracán.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
