Murillo y el día que asesinaron a Colosio

Si había una persona en Hidalgo que estimara a Luis Donaldo Colosio y comprendiera su forma de pensar y los alcances de sus ideas, era Jesús Murillo Karam, en 1994 gobernador del estado y quien entendió todo lo que significaba para Hidalgo que Colosio iniciara su campaña en Huejutla el 10 de enero, al parecer sin la bendición de Carlos Salinas.

Todo indica que no sólo eran amigos, sino compañeros de camino en la forma de pensar y hacer política. Por eso es interesante saber cómo vivió Murillo el asesinato de Colosio aquel 23 de marzo de 1994.

Como me lo contaron te lo cuento: a las 17:12 horas Colosio recibió dos disparos, uno en la cabeza y otro en el abdomen, durante un acto de campaña en Lomas Taurinas, Tijuana, y el hecho se convierte en noticia nacional. Hidalgo no es la excepción.

Murillo desde ese momento sigue el acontecimiento desde el cuarto piso de Palacio de Gobierno, en el aula de reuniones equipada con una gran pantalla donde se ve a Jacobo Zabludovsky con las intervenciones directas de Talina Fernández, reportera e invitada a la gira del candidato a la Presidencia.

A Murillo sólo le acompañan Eugenio Imaz, titular de Comunicación Social, y una persona más. Nadie más.
Casi no hay diálogo… Murillo fuma; las noticias van empeorando hasta que a las 7:45 de la noche Talina Fernández, con voz entrecortada, le dice a Jacobo: “Licenciado, lo perdimos… el licenciado Colosio ya no está con nosotros”.

El silencio en la sala es pesado, fuerte… Murillo se levanta, no dice nada, abre la puerta y se va a su despacho. Son las 7:50 de la noche.

Como me lo contaron te lo cuento.


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