Neuromarketing político

Cuando no se apela a la razón, la emoción se convierte en pasión, entierro o desolación.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

El neuromarketing en nuestros días juega en el campo de las emociones para diversos cometidos de mercado, inclusive si le otorgamos el adjetivo “político”, que es incompatible con la democracia como forma reflexiva de organizar el poder del Estado.

Dicho de otra forma, mientras el neuromarketing político apela a estimular emociones (ira, rencor, temor, alegría, tristeza), la democracia pretende que la reflexión sea el sustento lógico de las acciones del poder político.

En este trazo, la oposición en México se ha jugado por el neuromarketing político tratando de ganarle al actual gobierno, utilizando medios abiertos y ocultos para tratar que las emociones de la ciudadanía se invistan de encono, repudio y malestar frente al avance, contradicciones y logros del sexenio.

Esta apuesta no ha funcionado pese a que la memoria de los pueblos suele ser porosa y líquida, pero no lo es tanto en México, ya que los aplastantes hechos de décadas de corrupción e impunidad, concentración de la riqueza y desigualdad han sido suficientes para invertir las emociones y apropiarse del neuromarketing político que nace desde el uso de la razón política del actual gobierno y que hasta ahora ridiculiza al neuromarketing político de la oposición.

La campaña de spots publicitarios de la oposición, que no ha cesado desde el inicio de la administración de López Obrador, se ha convertido en el ridículo mediático que presenta corrientes encontradas cuando el presidente los quiebra sólo con decir “yo tengo otros datos”, frase de tal fuerza y magnitud que ha doblado a periodistas internacionales como Jorge Ramos, o bien nacionales como Javier Alatorre, así como economistas como Luis Pazos.

La oposición ya debería haber entendido que su neuromarketing político es poco menos que un gargajo lanzado al cielo, lo cual presagia rayos y centellas; ese no es el camino, pero su extravío es tan escabroso como la novela de Alejo Carpentier, “Los pasos perdidos”.

 

Consultoría política y conferencias: [email protected]

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.