Ni las derrotas ni las victorias son para siempre

Cuando los galos, en el año 367 antes de Cristo, se apoderaron de la orgullosa Roma dando muerte a los senadores y a miles de ciudadanos, obligando a los sobrevivientes a refugiarse en la colina del Capitolio como último sitio desde donde resistieron hasta obligarlos a un acuerdo de rendición, se dio un hecho que enmarca los escenarios de vencidos y vencedores y que viene como anillo al dedo por los momentos que se viven en México, en los que Hidalgo no es la excepción.
Breno, el jefe galo, buscaba oro y en la intención de arreglarse con los romanos vio la ocasión de conseguirlo; fijó una cuota para que se retiraran de la capital Italiana: 360 kilogramos de oro, que fue aceptada por los romanos, quienes finalmente eran los derrotados. En plaza pública se llevó a cabo el pesaje del oro y todo transcurría normalmente hasta que los romanos se dieron cuenta de que los galos hacían trampa con pesas arregladas y se lo reclamaron a Breno, quien tomando su espada la arrojó a la balanza, con lo que aumentó considerablemente la cuota, al tiempo que les decía : Vae VICTIS…”ay de los vencidos”, que se puede interpretar de manera libre como: “Lo toman o lo dejan, al fin de cuentas nosotros mandamos”, o también: “Si les parece, y si no, también”. Lo que Breno y los vencedores no sabían era que otra parte del ejército romano se había rehecho. Lo atacaron con Camilo al frente y el general Galo fue obligado a suicidarse tomando vino hasta reventar.
Así queda demostrado que la soberbia en la victoria es pésima consejera y evita hacer de ella un campo para buenas cosechas, y en la cuenta última lo que se cosechan son frutos amargos, como les puede pasar a muchos personajes a raíz de la última elección y particularmente en nuestro estado, en donde abundan las actitudes de prepotencia y soberbia de los ganadores, más por el tsunami obradorista que por su trabajo, pues muchos de ellos hasta el momento siguen siendo unos perfectos desconocidos, aunque, claro, ya dicen que todo se debe a su labor y a sus propuestas.
LOS BRENO DE HIDALGO
Infectados del virus “Breno”, en que desde la altura del ladrillo de su victoria y mareados en extremo, lejos de buscar poner al servicio de la gente el poder que ahora tienen, como se los exigió AMLO en el Congreso Nacional de Morena, además de no encaramarse en el mismo ni volverse sectarios, se ven personajes que actúan como todopoderosos, llenos de soberbia y lo menos que plantean es que el mundo se reinicia con ellos en un génesis creativo.
Entre los Breno apunte usted al presidente de Morena, Abraham Mendoza, a quien le cayó del cielo el premio gordo de una Coordinación Estatal que apuntala las órdenes que, al parecer, recibe del dueño de su partido para anunciar una actuación de guillotina y fusilamiento del gobierno estatal, no porque tengan razón o argumentos válidos, sino porque ganaron, son los fuertes y “vae victis”… ¡ay de los vencidos!
Desde luego, a él se suman los del grupo de Gerardo Sosa Castelán, que extrañamente después de exhibirse como una gran fuerza ofendida, incluso con una conferencia llena de acusaciones y agresiones directas contra el gobernador Omar Fayad y el anuncio de una marcha “monstruosa” como demostración de enojo contra la represión que alegaron contra sus provocadores diputados, al parecer recibieron un jalón de greñas y echaron marcha atrás cuando tenían todo para salir a mostrar la fuerza de la garza. Una voz superior, que bien pudo ser la del mismo presidente electo, desplumó a la garza en una exhibición de su pobreza de argumento y de razón, pues todos se quedaron calladitos cuando unas horas antes eran todo bravura con sus planes para la gran marcha.
En calidad de vencedores, y hasta con insolencia, han vociferado juicios tajantes contra la administración estatal, como el “brillante” diputado chapulín, aquel que honró la tribuna del Congreso subiendo con una playera del América, Jorge Miguel García; el exalcalde de Tula, Ricardo Baptista, todo garza agradecida, quien decidió que se debe construir una refinería en Tula, aunque quien va a ser secretaria de Energía, Rocío Nahle, haya descartado esta posibilidad, al tiempo que el diputado electo anuncia que una vez que inicien trabajo como legisladores los de Morena, el cielo llegará a Hidalgo.
En esta hora de los vencedores ha salido amenazante la ocurrente expresión de ambición del poder sin límites de Simey Olvera, quien hasta placas de sus grandes obras anda poniendo, la diputada y líder sindical Lidia García y otros que se sienten con la espada en la mano para cortar cabezas porque todo está mal y ellos, sólo ellos, lo van a componer.
Descalifican todo, le ponen tache a todo, nada está bien hecho y amenazan con echar abajo decisiones de la actual Legislatura, porque desde su sacrosanto punto de vista son medidas ilegales y anuncian que nada más llegando ellos tirarán todo lo que decidió esta Legislatura,
Breno en todo su apogeo tirando la espada para hacer valer su momento de gloria y para humillar al vencido. La historia misma es una gran maestra y quien no aprende de ella está condenado a repetirla.
Cuando el general romano Camilo derrotó a Breno, el de la espada, le dijo: “Non auro sed Ferro, recuperanda est patria”: no es con oro sino con la espada como se recupera la patria.
Ni las derrotas ni las victorias son para siempre. Quien pierde hoy, puede ganar mañana… lo mismo el vencedor.
Quien tenga oídos para oír… que oiga.