Los municipios que conforman la mancha urbana de la capital tienen en común estar gobernados por el albiazul, a consecuencia de una polémica elección que nutre diferentes posibilidades que van desde el voto de castigo, el fuego amigo priista o hasta la posibilidad de una decisión del entonces candidato a gobernador. Analicemos ambos casos.
PACHUCA
La capital fue ganada por Yolanda Tellería Beltrán. Todos recuerdan que su campaña fue mínima y que los errores de su oponente, Mirna Hernández, fueron cuantiosos.
Como alcaldesa no le ha ido nada bien, son constantes sus errores discursivos que encabezan planas de periódicos; los problemas que prometió resolver en campaña tampoco los ha logrado resolver y si se añaden las fricciones constantes con diversos sectores de la capital, se dibuja un gobierno precario.
Su arranque lo trazó con una serie de políticas que implicaban la constante interacción con la ciudadanía, el problema es que nunca sopesó que el hecho de abrirse de lleno a la sociedad pachuqueña involucraba bajar la guardia frente a la mayor militancia del estado: la priista, que aún no perdona “el robo” de la Bella Airosa y no desaprovecha ninguna ocasión para demostrarlo.
Para ser justos, hay que mencionar que Yolanda Tellería diariamente es protagonista de una carga innumerable de notas locales con una crítica minuciosa a su labor, cuestión que podría hacer pensar en una operación mediática dirigida, de no ser porque su relación con la prensa no es la más sana. Basta recordar que realizó el cambio de titular de Comunicación Social de forma ligera y poco diplomática, pensando en una solución mágica.
También podría darse un argumento a su favor si se enlistan algunos problemas sociales encabezados por personajes como Oscar “El Perro” Pelcastre, que son totalmente patrocinados por priistas que saben ser una oposición asfixiante.
Pese a todo, Yoli Tellería intenta gobernar Pachuca de la mejor forma que tiene a su alcance, o hasta donde la dejan, lo cual podría justificar algunos hechos pero también muestra su falta de pericia política.
Lo que ha salido a relucir en recientes fechas es que mientras le llueven periodicazos a la alcaldesa, ella se concentra en generar estructura de partido con miras cien por ciento electorales, es decir, que mientras los tricolores no logran ponerse de acuerdo en quién dirigirá los trabajos del municipio, los panistas arrecian su trabajo para no perder su única posibilidad de permanencia.
Debemos recordar que en Pachuca existe un “vacío” de poder político, aunque muchos dicen que en realidad es el grupo olverista el que no ha “soltado” y permanece consolidado en las diferentes secciones. Sea como sea, los panistas no quieren salir tan fácilmente.
La diputada local es Gloria Romero, quien estuvo casada con el exacalde de Pachuca y hermano de Yolanda, hecho que genera un verdadero drama cuando se nota el distanciamiento entre las dos figuras femeninas, pues Romero ha generado declaraciones que ponen en entredicho a Tellería.
Gloria Romero destacó durante muchos años como líder moral de Acción Nacional, pero como oposición, no como poder gobernante. Si bien es cierto que goza de buena reputación y ha intentado ganar reflectores a través de confirmaciones directas con personajes de nivel por mucho superior al de ella, también lo es que su buena imagen no “vende”, sus declaraciones no logran trascender, su trabajo -porque lo tiene y mucho- no la levanta y peor aún, su personalidad se ve bastante disminuida junto a mujeres priistas como Sayonara Vargas o Patricia González.
En Pachuca, estas dos figuras femeninas no lograron despuntar pero hay una tercera que podría dar la sorpresa: Paola Ludlow Tellería, la joven directora del DIF Pachuca, quién genera trabajo constante, posee una imagen agradable, está entrando a las secciones y refresca la imagen de cuadros jóvenes pachuqueños priistas y panistas.
Caso contrario al de Gloria es Paola, y si se le compara con las regidoras priistas, saca la delantera por mucho mientras que en el azul no tiene competencia.
Que Pachuca podría perderse para el PAN es algo casi seguro, pero podría colocar a una nueva camada que le rinda buenos frutos en el futuro.
MINERAL DE LA REFORMA
Raúl Camacho Baños salió de las filas priistas para abanderar el PAN y colocarse como alcalde.
Caso totalmente opuesto al de Pachuca, el exalcalde priista Filiberto Hernández dejó tan mal el municipio que hasta el mínimo trabajo resalta.
Sin embargo, a Camacho Baños le hacen ruido el cierre de los centros nocturnos en la salida a Ciudad Sahagún, las demandas de los policías, los comerciantes ambulantes, etcétera.
A pesar de todo, no han logrado minar a gran escala su trabajo, y es que a este funcionario hay que reconocerle que sí ha hecho mejoras en alumbrado, servicio de agua, vialidades, limpieza, servicios a la comunidad, que van desde los programas para adultos mayores hasta atención en el Ayuntamiento.
A su favor juega que los tricolores que trabajan en la Presidencia han mostrado mayor colaboración que los pachuqueños.
El mayor problema de Camacho Baños es la inseguridad creciente, que para contrarrestar es necesario echar mano de trabajo conjunto y que, sin justificar ni deslindarlo de su responsabilidad, es un tópico en el que no puede dar una solución rápida.
Como medalla extra, el panista puede darse el lujo de contar a los cuatro vientos que inició una carpeta de investigación contra su antecesor y que el paso siguiente escapa de su competencia.
El diputado local panista es Luis Baños, quien busca desesperadamente ascender a diputado federal, y como ve a un potencial rival en el alcalde, parece que se ha dado a la tarea de dejarlo mal parado -que ya es una constante en su trabajo con diversos personajes-.
Raúl Camacho no lograría ganar una curul federal en 2018 como chapulín, pero de permanecer igual de activo podría hacer carrera en el futuro.
De forma breve podemos ver que se han logrado ciertos avances en la región capital, pero también que el PAN tiene grandes desventajas, principalmente porque tiene como oposición a la más exigente de todas: la priista.
