En materia policial, el trabajo de las instituciones del orden federal y estatal en Hidalgo es impecable. Vemos casi diariamente grandes decomisos y golpes de precisión contra objetivos criminales de las zonas más ‘calientes’ del estado.
El gobierno morenista ha logrado traducir lo que por años no se logró y que se entiende por integrar en carpetas de investigación la información concentrada en las mesas de fusión de inteligencia y para la construcción de la paz.
Y es que, aunque el reporte detallado de los objetivos delincuenciales, de las bandas, siempre ha estado ahí, en la mesa, con muchas dificultades se logró judicializar en el pasado y avanzar en el combate al crimen.
Mucho sonó semanas atrás que las fuerzas del orden estatales alcanzaron el millón de litros de hidrocarburos incautados en 8 meses de administración. Un récord, sí, pues a la gestión anterior le tomó un año llegar a esta cifra, aunque las condiciones eran otras al venir del desinterés del gobierno de Enrique Peña Nieto y el local, de Francisco Olvera, ante este flagelo, teniendo que pagar, incluso, más de 40 millones de pesos para que el Ejército se animara a patrullar las zonas de ductos.
Pero ¿estamos en el camino correcto? Con gran preocupación, los gobiernos de Menchaca y Fayad han dado lucha frontal al robo, trasiego y comercialización de combustibles, también al narcomenudeo y sus bandas, pero las cifras siguen, los delitos permanecen, y la droga y el combustible ilegal continúan llegando a los consumidores con facilidad.
El recuento de los primeros cuatro meses de este año pone aún a Hidalgo a la cabeza de denuncias iniciadas por delitos cometidos en materia de hidrocarburos. Cuatro meses y ya llevamos 591 carpetas de investigación por esta industria delictiva del orden federal.
Y los asesinatos, motivados principalmente por disputas de grupos criminales y ahora hasta de cárteles, también prevalecen, basta con recordar la parcela de Santa Ana Ahuehuepan, el corredor industrial de Tizayuca o el campo deportivo de Paseos de la Pradera.
Es noble y un intento real y “distinto” el apostar por el desarrollo de esquemas sociales y apoyos económicos en los sectores más vulnerables, pero como ayer lo señaló el delegado de Programas para el Bienestar en Hidalgo: hace falta más.
Quizá la llave que abra la puerta a la paz y la armonía sea el reflejo real, intenso, de los programas institucionales en términos educativos, de salud, de recreación, deporte y cultura, que por décadas han existido, pero que no han terminado de aterrizar en la sociedad que está a merced del cáncer de la delincuencia.
Ojalá que muy pronto el bien capte a los jóvenes y se inclinen por darle la espalda al mal, para que no terminemos baleados en un campo deportivo un domingo familiar por la noche.
Por: Iván Vite
Ex periodista, vocero de seguridad y otra vez periodista. Siempre -y hasta ahora- en la información.