A un año de la desaparición física de Fidel Castro, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), el Granma, tituló de manera acertada su editorial del sábado: “La orden de zarpar” porque, en efecto, “el 25 de noviembre de 2016, nuestro Comandante en Jefe Fidel volvió a enrolarse en la Expedición de la Historia, rumbo a la salida del Sol”.
Castro es lo que es no sólo por todo lo que vivió e hizo, sino porque tuvo el valor de decir hasta dónde podía seguir acompañando a su pueblo y saber cuándo ya no tenía fuerzas para caminar junto a él; para hacer que su pueblo fuera capaz de seguir su marcha histórica sin su conducción, sin sus pies, sin su pensamiento, porque finalmente la Revolución nunca fue Fidel: la Revolución ha sido el pueblo y sin él nunca habría sido posible la emancipación y la construcción de lo que hoy es Cuba.
Fidel encarnó las aspiraciones y los anhelos de libertad y justicia social del pueblo, ahora ha vuelto al pueblo de donde surgió y él sigue su marcha. Millones se preguntaban qué será de Cuba sin Fidel y hoy seguramente se preguntarán: ¿qué será de Cuba sin Raúl?
Sería absurdo pensar en que todos estos años de Revolución han sido estériles, incapaces de formar el relevo de hombres y mujeres capaces de conducir la lucha, sus instituciones y seguir la marcha hacia esa sociedad, que a pesar de estar a millones de años luz, en Cuba se ha comenzado a forjar.
Quien no conozca las raíces del pueblo cubano y no haya vivido algunos años ahí, le costará trabajo entender el proceso revolucionario, los efectos del bloqueo y a los propios cubanos, nada simples, inteligentes y ambiciosos, pero siempre alegres y humanos. Las carencias impuestas por el bloqueo económico han hecho de muchos ciudadanos cubanos una caricatura de la realidad, dispuestos a dar cualquier cosa por alguna baratija de la que no disponen, alguna prenda o un celular, por ejemplo, pero no son todos ni puede caracterizarse a todos por el comportamiento de unos cuantos, porque en el fondo hay orgullo y honestidad que están más lejos de su propia vanidad.
La mejor forma de conmemorar el primer aniversario de la muerte de Fidel Castro fue con las elecciones de este domingo, con el relevo de Raúl Castro en marzo próximo; entonces terminará el mito de la “dictadura de los Castro”, porque Fidel y Raúl sólo han sido los instrumentos del interés popular.
La Revolución continuará sin Fidel y sin Raúl, porque no son ellos quienes encarnan la Revolución, sino el pueblo cubano. Si no fuera así, un pueblo bravío y rebelde que despertó muchas veces y se rebeló contra los españoles, contra los estadounidenses y contra el dictador Batista, lo habría hecho en contra de la Revolución, pero el pueblo no puede rebelarse en contra del pueblo, el pueblo es Fidel y Revolución, a pesar de lo imperfecto que éste sea.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
