“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.
Nemesio García Naranjo
Durante la campaña por la presidencia de Estados Unidos, una de las propuestas del candidato republicano Donald Trump era construir un muro en su frontera sur, por el cual, según él, México debería pagar. Esta propuesta, además de sonar descabellada, no atrapó la atención de nadie porque precisamente nadie adivinó el triunfo del magnate por sobre Hillary Clinton.
Hoy, a pocos días de que Donald Trump tome posesión como presidente de Estados Unidos, esa propuesta de campaña se ve cada día más cerca de volverse realidad, pero: ¿puede Trump obligar a México a pagar el muro?, y de hacerlo, ¿cómo sería?
Pues bien, Estados Unidos tendría que cambiar su legislación bancaria para que de esta forma los gestores de remesas pidan estatus de residencia a migrantes que envíen dinero a nuestro país. Esto forzaría a nuestras autoridades a financiar el muro, y de no aceptar, se nos impondrían tarifas especiales de exportación para detener el mercado interno mexicano. Si aun así nuestro gobierno siguiera con la negativa de no pagar el muro, el gobierno norteamericano cancelaria visas de negocio y de turistas, con esto, señala Trump, nuestro país terminaría por ceder ante su petición.
Si nos ponemos a analizar, este plan parece ser muy viable y sus repercusiones afectarían indudablemente a ambos países, pero en mayor medida al nuestro. De hecho, este viernes que tome posesión del cargo Donald Trump se espera que el dólar gane terreno frente al peso, y cuando se lleve a cabo dicho proyecto del muro se espera que nuestra moneda también sufra.
En resumen: las decisiones que tome el nuevo gobierno de Estados Unidos repercutirán drásticamente en la economía mexicana. Lo que se debería hacer en este caso es que nuestro gobierno busque otras opciones con otros países para comercializar, apoyar la industria y comercios locales, buscar otras alternativas para evitar un golpe fuerte a la economía, y es que desde ya hace varios sexenios hemos dependido del vecino país, lo cual deberá cambiar en los próximos cuatro años, si no queremos que Trump y sus descabelladas ideas nos arrastren hacia un desastre económico y político.
Tal vez no todo sea tan malo y sea un buen momento de ver hacia otros lugares y avanzar como lo han hecho geoeconómicamente otros países que no dependen ni del petróleo ni de Estados Unidos. Ya lo dice aquella emblemática frase -que ha sido adjudicada a Porfirio Díaz sin ser de él-: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.
Por: Armando Nieto Hernández
Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle Pachuca; maestro en Derecho Procesal Constitucional por parte de la Universidad Panamericana; miembro del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. Jurista, filósofo, escritor, amante del arte, la poesía, la música, los libros y el buen vino. Especialista en temas de carácter constitucional, político y económico-social.
