Putin y Trump: el imperio contraataca

Los pactos políticos preceden a los pactos económicos, son la más pura expresión de alianzas para fijar los arreglos de paz; están acompañados del biopoder militar, suelen ser “solemnes”, suelen marcar límites y contienen, aparentemente, apetitos.

En la radiografía del poder, Putin aparece como un ex KGB, un hombre sin fronteras que lo mismo se anexa a Crimea que interviene en Siria; es uno de esos hombres de la Guerra Fría que calientan el escenario internacional.

¿Hasta dónde Putin responde a la vieja guardia comunista?

Putin no es un ideólogo, ni mucho menos un lector inteligente de Marx y la revolución socialista; es pragmático, frío y calculador, quizá un nacionalista salvo las reservas del caso dado su pragmatismo, pero sin duda un líder protagónico que le ha puesto un nuevo sentido a la vanguardia política de Rusia.

El acercamiento Putin-Trump ha dejado estupefactos a los que aun piensan en el socialismo a la antigua, a aquellos que aún creen en la virtud de la reivindicación socialista, en ese paradigma que ilusionó con devolverle al hombre la igualdad social.

Putin asemeja al lobo siberiano, con ojos fríos y profundos, dispuesto a asestar el golpe sin aspaviento alguno.

En la estela Trump el pragmatismo no es político, es económico. Trump asesta el golpe sin mirar al oponente, busca las sombras y es cruel, sólo da la cara cuando tiene ventaja, pero cuando la tiene, es implacable y no reconoce aliados.

Trump tampoco descansa en el empoderamiento cierto de la ideología; sus razonamientos al respecto son intuitivos, de cultura del ripio y de la repetición, atiende al materialismo a ultranza y lo une a condiciones espirituales en una fuerza maniquea que siempre le favorece a los “elegidos por Dios”.

Trump es tan racista como Putin, pero más temible, porque mientras Putin es un estratega político-militar, Trump es un carnicero del mercado, por lo que el dividendo jugoso está por encima de su nacionalismo y amor patrio, éstos sólo son discursivos, quizá empáticos pero sacrificables ante la ganancia.

La alianza Putin-Trump presagia un equilibrio de las armas, centrado en el imperialismo que sacrifica a los países pobres y debilita a las potencias amenazantes.

La alianza Putin-Trump desatará sus fuerzas para apresar a la bestia roja: China.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.