Repentina inseguridad en Hidalgo, obra de Los Resentidos

Luego de ser calificada como la entidad más segura del país, Hidalgo descendió abruptamente en los estándares de evaluación con un visible incremento de índices delictivos que vivimos todos los días, desde advertencias sobre abordar un taxi, robo de vehículos y a casas-habitación, hasta los recientes multihomicidios que parecen extraídos de la nota roja de estados con graves problemas de narcotráfico. La pregunta es: ¿por qué el cambio tan repentino?

Los crímenes parecen ser hechos fortuitos y son atribuidos a la cercanía con el Estado de México, que es una de las entidades con mayores problemas de seguridad y, según dicen, con presencia de grupos de narcotráfico que acentúan cualquier problema social.

Hidalgo fue golpeado por la inseguridad desde el momento en que se dio el cambio de gobernador en 2016; los delitos comenzaron a brotar desde todas las latitudes, y ha sido Tizayuca el municipio protagónico, calificado como la puerta de la inseguridad por su proximidad con el Estado de México y la capital del país.

El fin de semana fuimos testigos del segundo multihomicidio perpetrado en Tizayuca bajo las mismas características: los hechos se dieron de madrugada en un fraccionamiento, los muertos eran jóvenes, si bien en el último existió un arma de fuego, fueron previamente degollados, se trataba de una familia y se presume que eran originarios del estado vecino. La enorme diferencia radicó en la colocación de cartulinas que, se dice, eran narcomensajes: leyendas referentes a un ajuste de cuentas entre cárteles por la “propiedad de la plaza”, lo que causa mayor alarma, pero sobre todo temor entre la población hidalguense, que no está acostumbrada a lidiar con estos temas en sus noticias cotidianas.

Por un lado, debemos reiterar que durante el sexenio de Francisco Olvera Ruiz existió una veda en la prensa para publicar temas de esta índole, lo que hace parecer que se trataba de jugosos acuerdos que mantuvieron a más de un periodista, en los que de pronto brotaron la ética y compromiso con la información, dándose a la tarea de contabilizar y contar puntualmente los sucesos.

En el otro extremo se hace presente, de nuevo, la coincidencia cronológica entre hechos: el gobernador Omar Fayad cierra la semana con un evento donde habla de la seguridad y sobre levantar un muro contra la delincuencia, y a la madrugada siguiente se perpetra un multihomicidio con tintes de narcotráfico.

La presencia de un grupo de delincuencia organizada es evidente e innegable, lo que no se ha dicho es que lo conforman exfuncionarios resentidos por no haber podido realizar un solo logro medianamente decente que trascendiera su sexenio.

Omar Fayad no sólo se enfrenta al reto de gobernar un estado con deficiencias, sino también al embate diario de grupos resentidos por no recibir las prebendas a las que estaban acostumbrados. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo ha logrado generar logros palpables en conjunto con los distintos niveles de gobierno, así como brindar su confianza a un gabinete con varias posibilidades a candidatearse el año entrante que podría desplazar a cientos de figuras anquilosadas y sin valía.

La guerra sucia no es fortuita ni azarosa pero sí insuficiente; pese a todos los intentos, Hidalgo logra beneficios palpables para su población y mayor eficiencia burocrática, sólo resta esperar que a estos resentidos se les acabe el dinero para financiar sus exabruptos, o bien, que ellos sean encarcelados. Al tiempo.