Robótica, más peligrosa que el libre comercio: OMC

En enero de este año, en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, Sunil Bharti Mittal, que dirige un grupo de telecomunicaciones en la India, se preguntaba qué había salido mal en la última década, señalando que no era que las empresas hubieran hecho mal su trabajo, pero habían dejado al mundo al borde del abismo, pues el desempleo y los bajos salarios se habían convertido en una de las características de la economía en los últimos diez años.

La globalización, la revolución tecnológica y la inteligencia artificial estaban poniendo en peligro millones de puestos de trabajo en todo el mundo. Quizá pronto tengamos en los países pobres y en desarrolla algunos refugiados digitales, aquellos hombres y mujeres que no podrán sobrevivir a la automatización en los países desarrollados, los choferes que cederán sus volantes al autogobierno de sus unidades o sus puestos de trabajo a la automatización y los robots, a los distribuidores de pizzas, medicamentos u otros productos, rendidos ante los drones.

Estamos en medio de una tercera revolución industrial: la revolución de la era digital, donde el vertiginoso desarrollo de la ciencia y la tecnología en el contexto de la globalización está poniendo en jaque al hombre y a los gobiernos, enfrentados a problemas macroeconómicos aún sin solución, como el desempleo y el lento crecimiento, el cual no responde a los estímulos monetarios como en el pasado.

La Organización Mundial de Comercio (OMC) ha dicho que la destrucción actual de los empleos está relacionada principalmente con los cambios tecnológicos y fronteras menos abiertas; en su informe sobre el comercio mundial, titulado “El comercio, la tecnología y el empleo”, el cual ha sido publicado el miércoles pasado, los expertos subrayan que el comercio es generalmente favorable a la creación de empleos.

Roberto Azévêdo, director general de la OMC, sigue convencido de que el aumento del comercio puede crear millones de puestos de trabajo y ofrecer salarios más altos, gracias a las exportación e importación de las empresas. Sin embargo, reconoce que en algunos casos, la liberalización del comercio y la apertura de las fronteras al libre comercio pueden conducir a la pérdida de empleos en regiones específicas.

Pero más peligroso que el libre comercio, según el directivo, son hoy las innovaciones tecnológicas y la robotización de los procesos productivos, los cuales tienen un impacto mucho más fuerte en la pérdida de empleos. Los estudios empíricos muestran que el comercio puede explicar entre el 20% y el 25%, en promedio, de las recientes pérdidas de empleos en las fábricas de Estados Unidos, por lo que el desarrollo tecnológico representaría el 75% o 80% restante.

Esta afirmación de la OMC da respuesta a la preocupación del presidente Donald Trump, pues él está convencido de que ha sido el libre comercio el culpable de la pérdida de empleos. Si las cosas son tal como se plantean arriba, es muy probable que pronto tengamos 15 o 20 millones de estadounidenses ilegales trabajando en México, refugiados digitales que, expulsados de una economía para la cual no se encuentran preparados, buscan trabajo en la vieja industria contaminante e intensiva en mano de obra, que gracias al TLCAN se ha trasladado al sur de la frontera de su país.

En el Informe de la OMC se señala que en Estados Unidos, entre 1979 y 2014, la proporción de trabajos de rutina fácilmente robotizables afectó entre el 40% y el 31% de la población de 20 a 64 años. Durante el mismo período, los trabajos manuales no rutinarios, como los de empleadas domésticas o niñeras, por ejemplo, se incrementó en casi un 4%, mientras que los puestos de trabajo cualificados “cognitivos”, de asesoramiento y de gestión de personal, se incrementó a un 6.7%.
Con esto se concluye que los avances tecnológicos han polarizado el mercado de trabajo, entre empleos poco calificados y altamente calificados, a expensas de la clase media, en las dos últimas dos décadas.

Pese al rechazo de Trump a la globalización y al libre comercio, la OMC apunta que 15 millones de empleos en Estados Unidos están directa e indirectamente relacionados con las actividades del comercio mundial. Mientras que en la Unión Europea existen 66 millones y 121 millones en China, por lo que el 10% de los empleos estadounidenses están vinculados a la actividades del comercio internacional contra el 28% en la Unión Europea. De tal modo que, según la OMC, las ganancias del comercio pueden aumentar en un tercio el PIB de un país.

En realidad, la OMC está lanzando la voz de alerta a los países desarrollados inmersos en la tercera revolución industrial, donde ni su población ni su economía están preparados aún para hacerles frente. Por ahora, culpar al libre comercio de la pérdida de empleos ha resultado lo más fácil para Estados Unidos, pero lo cierto es que el libre comercio para los países ricos permite una mayor demanda relativa de trabajadores altamente cualificados, reubicación de tareas rutinarias y la actividad de innovación más alta, debido a la competencia; pero también la pérdida inevitable de empleos requiere que los gobiernos proporcionen apoyo para el reciclaje de esa mano de obra que no está calificada para integrarse en la nueva industria.

Avatar photo

Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.


ARCHIVADO EN:




Avatar photo

CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.