Ser y Devenir 48

Nietzsche cree que el cuerpo es el criterio fundamental para decidir si nuestras acciones son buenas o malas. Kant afirma lo contrario, así como toda la filosofía metafísica, y cree que es la razón. El primero plantea un individualismo radical y el segundo un colectivismo racional. El pensamiento de Nietzsche proyecta nuestro ser a través del cuerpo y Kant hace lo propio con el deber ser a través de la razón. ¿Libre ser individual o deber ser social? El eterno dilema devenir-ser. No obstante, partiendo de las condiciones materiales de la creación y, en este caso, reflexión filosófica, puedo decir con certeza lo siguiente: Cuando eres un niño de la calle lo que funciona es el pensamiento nietzscheano. Kant estorba.

—¿Qué es un niño de la calle? —me pregunta Sócrates.

¿Quieres una definición o una caracterización poética?

—Lo que tú quieras —me contesta luego de pensarlo unos momentos.

Las calles de la ciudad eran nuestras, sólo nosotros las conocíamos a la perfección y nos fundíamos en ellas comprendiendo sus misterios de sacrificio azteca extrayendo el corazón de la fertilidad. Somos el instinto vivencial. Cada rincón es mágicamente histórico, sólo los artistas lo entienden y sólo los poetas lo reconocen del todo. Somos la fluidez de riesgosas, vulnerables e inseguras vidas, de la existencia misma. En el atardecer se esconde la bendición de Quetzalcóatl y el reino de Huitzilopochtli asoma sus cabezas cercenadas a lo largo de la historia prehispánica, colonial y moderna de esta indomable Tenochtitlán posmoderna. Somos los seres de la noche. Oscurece y las calles del centro esconden sus hoyos negros que desaparecen cualquier alma distraída, cualquier ente aspirante a la burguesía; en la madrugada se hace visible la violencia y la sangre enterrada cruje cuando intenta salir a la superficie, el aullido de los espíritus y la muerte en constante presencia. Somos los seres olvidados. Empero, tenemos que cuidarnos pues a veces cruzamos el territorio de muchos maleantes, visibles e hipócritas, en el espacio del vicio, del alcohol y las drogas más duras que una cabeza estrellada contra el cemento partido. Tenemos que huir cuando los vemos y, en todo caso, defendernos con todo lo que podamos contra aquellos seres del infierno. Nuestra lucha es sobrevivir y nuestra única victoria es seguir viviendo, seguir existiendo. Simplemente vivir, simplemente sentir. Somos los olvidados de la sociedad kantiana.

Nietzsche tenía, paradójicamente, razón. Es el cuerpo (y no la razón) el que tiene, en términos occidentales, la razón. Es decir, la verdad. Nuestro cuerpo es la verdad, la verdad en cuanto tal. Yo soy mi desnudez total.

—¿Y qué es la verdad? —me pregunta mi hermano—. ¿Un concepto, una correspondencia o la constatación metalingüística de cualquier afirmación?

—La verdad es mi cuerpo —le contesto poético.

—No, la verdad es una propiedad de las proposiciones.

—De ciertas proposiciones, te faltó aclarar.

—¡Sólo las proposiciones tienen valor de verdad!

—Pero la verdad no es la misma en todas las proposiciones.

Kant distingue entre verdades de hecho (el concepto de verdad empirista) y verdades de razón (el concepto de verdad racionalista), la diferencia entre proposiciones sintéticas y proposiciones analíticas, es decir, entre verdades que derivan de la experiencia y verdades que no derivan de la experiencia, entre proposiciones que nos ofrecen información acerca del mundo y proposiciones que no nos ofrecen información acerca del mundo (y si lo hacen es únicamente sobre las reglas que rigen ciertos usos del lenguaje). Sin embargo, Kant comete un grave error.

—Cálmate, Hegel —dice burlonamente mi hermano.

Porque sólo las proposiciones sintéticas tienen valor de verdad, esto es, que son verdaderas o falsas, y el criterio para determinarlo reside en su correspondencia con el hecho que supuestamente retrata o describe la proposición. Si corresponde, es verdadero; si no corresponde, es falso.

—Cálmate, Wittgenstein —vuelve a decirme.

Pero las proposiciones analíticas no son verdaderas o falsas. ¡Esa es la trampa cartesiana! Renatus nos hizo creer que una proposición analítica proporciona información acerca del mundo, empero, dichas proposiciones ni siquiera describen el mundo, por lo que su único valor reside en su sentido o sinsentido lingüístico. La negación de una proposición-sintética verdadera la convierte en falsa, mientras que la negación de una proposición-analítica “verdadera” no la convierte no en falsa, sino en absurda. El sentido se pierde con la negación. Así como mi vida en esta triste canción.

—¿Doctor Serner? —escucho la voz de una muchacha.

Descubro mi rostro, abro los ojos y, momentos después de volver en mí y reconocer mi existencia en el tiempo presente, me doy cuenta que permanezco en el pinche parque de la colonia Roma.

—¿No me recuerda? —vuelve a preguntarme, levanto la mirada y no la reconozco—. Me dio clases de filosofía en Pachuca.

—¿Dónde?

—En el CAF, el Centro de Arte y Filosofía. ¿No se acuerda de mí?

—No recuerdo nada —digo luego de una pausa muy larga.

—¿Quiere tomar algo? Yo lo invito. Me gustaría mucho platicar con usted. ¿Doctor?

—No me hables de usted y no me digas “doctor”, no soy doctor de nada.

—¿Serner? —pregunta y asiento lentamente con la cabeza—. ¿Se siente…? Digo, ¿te sientes bien? —dice sentándose a mi lado.

—¿En qué curso estuviste?

—En el seminario de Crítica a la Metafísica. Pero sólo fui a las sesiones sobre el segundo Wittgenstein.

—¿Por qué?

—Porque el primero es metafísico.

—No, no, no; me refiero a por qué dejaste de ir.

—Tenía trabajo, la escuela y luego me vine a vivir aquí a estudiar teatro.

Observo su rostro y levemente la reconozco, reconozco su sonrisa, su cuerpo y sus ojos; empero, no del seminario de filosofía, sino de otra vida.

 

Continúa 49

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".