Soberbio y retador, Sosa mete la pata

Se puso de pie, se abotonó el saco, se quedó mirando a los reporteros que cubrían su conferencia de prensa y contestó a la pregunta sobre su opinión de lo que el presidente del PRI había dicho acerca de su salida del partido, en el sentido de que, de hecho, era un simulador:  “Mírenme… ¿estoy más alto o más chaparro que él? No es de mi estatura para contestarle al presidente del PRI”. Y el gran Gerardo Sosa se volvió a sentar mientras algunos comunicadores le celebraban la ocurrencia que resume la reunión de información en que el presidente del Patronato Universitario ahora, rector en otro momento, líder estudiantil en otra hora del reloj de la UAEH, dio cuenta del gran papel que juega en la casa de estudios por la que, dijo, está dispuesto a seguir sacrificándose el tiempo que haga falta para llevar educación a las generaciones hidalguenses.

Después habló y habló, porque una vez que arranca es difícil pararlo, pero todo se puede resumir en que fue la fiesta de las vanidades y de la soberbia, como queda ejemplificado con el caso del presidente del PRI.

Fue su conferencia y en ella se pintó como la alternativa de gobierno para el estado, con la prueba de que, siendo tan exitoso en la Universidad, qué le dura lograrlo en toda la entidad para sacarla de su atraso, dejando en claro que los éxitos que tiene en la UAEH son para ponerles un calificativo estilo Trump: “maravillosos”.

Sosa se quejó de los ataques a la autonomía universitaria y presumió las buenas cuentas que ahí se llevan, aunque aclaró que ahora que es libre de condicionamientos de partido apoyará a los candidatos que quiera en preferencias y afectos, y al mismo tiempo se descartó para cualquier candidatura o partido.

Desde luego, aprovechó para señalar que el gobernador estaba al tanto de todo lo que pasaba en el caso de la autonomía y que pudo intervenir. Y aunque dijo que hay juventud para el juego político, es evidente que es lo que menos tiene Gerardo Sosa, que igual que otros políticos de Hidalgo ven cómo las manecillas de su reloj siguen avanzando y prueba de ello es la soberbia con la que se conducen, pensando que sin ellos la Tierra no gira.

Hay signos de cambio en todo: en el PRI, en la comunicación, en la educación… parece que en la UAEH también, por más gritos de soberbia que dé su dueño. A todas las capillitas les llega su fiestecita y a ésta parece que le empieza a llegar después de 30 años.

Otra cosa es que quienes tienen ahora el control no se quieran ir, pero tarde o temprano las cosas cambian. Los actos de soberbia son, casi por regla general, el principio del fin.