Xóchitl Gálvez con la camiseta del PRI

Buenos días, en la editorial hay que poner de sumario este texto, por favor:

A su paso por Pachuca, Xóchitl Gálvez se dedicó a criticar a Morena y a descalificar el trabajo del gobernador Julio Menchaca, olvidando que su gran aliado, el PRI, es más bien un lastre para su candidatura.

En el proselitismo electoral al estilo de “Misión Imposible”, Xóchitl Gálvez hizo acto de presencia en la ciudad de Pachuca con la camiseta del PRI, donde muy a su estilo recriminó el actuar de Morena, pero en especial el del gobernador Julio Menchaca Salazar, cuya gestión, según la aspirante a la Presidencia, es prueba de “mal gobierno e incumplimiento gubernamental”.

Sin hacer una crítica objetiva sobre el pasado del partido tricolor en Hidalgo y a nivel nacional, lvez olvida que no tiene autoridad moral para juzgar a su actual rival, pues la alianza política a la que accedió no asegura que en 2024 “habrá tiro”, sino más bien un tiro por la culata contra ella misma, sobre todo si se evalúa la crisis en el escenario político, no solamente al interior del PRI, sino de la oposición que no ha podido construir un proyecto de gobierno con credibilidad política y legitimidad social.

La paradoja de la impugnación retórica de Gálvez al gobernador Menchaca Salazar estriba en que su crítica va a contra facto: olvida” que en diversos foros desdeñó al PRI y a expriistas de Hidalgo, como Omar Fayad Meneses o Miguel Osorio Chong, por lo que cada sentencia que emite es un mensaje contradictorio. Parece no advertir que el electorado exige de la oposición una postura seria y comprometida, rasgos que se debilitan cada vez que reafirma el liderazgo mesiánico que caracterizó a los candidatos del PRI a la Presidencia, donde la omnipotencia y omnipresencia los volvió Césares de la nación.

Recordemos que la visibilidad política de Xóchitl Gálvez nació en el anticipado proselitismo con la consigna de limpiar la escena política del mal gobierno; lo único que le faltó para parafrasear el grito de independencia nacional fue decir: “Viva el PRI y muera el mal gobierno, sin tomar en cuenta la crisis que vive el tricolor y el lastre político que implica para la alianza opositora, integrada también por el PAN, que no es una perita en dulce, sobre todo por los cuestionables resultados de sus administraciones, entre las que resalta la encabezada por Felipe Calderón.

Con la camiseta del PRI, Xóchitl Gálvez plagia ideologías de la misma manera en que plagió su tesis profesional, lo cual ahonda las impugnaciones no sólo sobre su probidad profesional y personal, sino también como un personaje político del antiguo régimen que transmite la herencia maldita de la corrupción y la impunidad en la palestra pública.

La “aparente cercanía de lenguaje popular” de Gálvez no encontró eco entre los hidalguenses, situación que indica que la semántica coloquialno te vuelve pueblo ni referente del pueblo, y si las encuestas tampoco te favorecen, es tiempo de poner las barbas a remojar.

Semanas atrás, Gálvez manifestó que tenía “huevos” para soportar los ataques de sus adversarios políticos y seguir en campaña; quizá esos mismos huevos no sirvan para cocinar una campaña exitosa, como lo evidencia su efímero paso por Hidalgo con la camiseta del PRI.


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