¿A alguien en México le importan los pobres? La respuesta parece ser sólo cosmética, salvo raras excepciones, o bien, si atendemos a los discursos políticos, los cuales se resbalan y esconden cuando hablan de los números o cifras de la pobreza en el país.
Creo, con la frialdad de la inteligencia, que la pobreza no le importa más que a los pobres, que es un asunto que se evade socialmente y que a pocos nos da vergüenza como impugnación de nuestra conciencia. La verdad de la verdad es que se habla más de narcotráfico, futbol y espectáculo que de la pobreza y, en los hechos, a los políticos les vale madre, con redactar dos o tres programitas al respecto ya compraron el cielo.
No voy a entrar en detalles analíticos del problema, porque es un problema sólo para los pobres; para quien lo describe y afronta desde el escritorio o la lejanía del espíritu es una monserga, algo que está pero como no se “ve”, no lastima a nadie, cuestión desgarradora, máxime si apreciamos que vivimos en un país profundamente rico donde pululan los pobres.
¿Ustedes creen que a don Carlitos Slim le preocupa la pobreza en México, pese a que se ha enriquecido en un país donde pululan los pobres?, ¡pos ni madres!, este tipo de personeros no da nada sin recibir algo a cambio, inclusive utilizan la caridad-Teletón para deducir impuestos, son en realidad el rostro de esa maldad que los pobres resienten con sólo ver su estela.
La pobreza y los pobres han dejado de ser problema o interés público, sólo son cifras que adornan discursos de la politiquería nacional e internacional, pero que en realidad no le importan a nadie; ellos, el tejido vulnerable, se rascan con sus propias uñas y observan con desdén la mierda de realidad que han creado los opresores del mal, aquellos que se esconden en sus casas de lujos, en sus viajes por el mundo y en las funciones de beneficencia, pero que desprecian a los pobres aunque su explotación sea, abiertamente, lo que explica su riqueza.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
