Alito y su pandilla siguen destruyendo al PRI

Alito Moreno y Carolina Viggiano pasarán a la historia como la peor dirigencia nacional de la historia, básicamente porque han refundido al priismo en cada rincón del país, y salvo Coahuila, todo lo demás lo han hecho añicos.

La reciente visita de Alejandro Moreno a Hidalgo pasó sin pena ni gloria, pues más que un mensaje político, solamente buscó depositar su grilla, como es su costumbre, e irse. Aunque el PRI se esforzó por hacer notar su presencia, sus palabras no hicieron eco, tampoco las de Carolina Viggiano y mucho menos las de la dirigencia estatal, que tal parece que como estrategia mediática busca jalar reflectores con mensajes golpeadores para posicionarse en los medios de comunicación, pero ni eso le funciona.

Todos los priistas esperaban que su dirigente nacional viniera a dar certidumbre sobre la estrategia de Xóchitl Gálvez, pero Alito ni siquiera fue capaz de decir qué día vendrá la candidata panista a Hidalgo. Eso habla del distanciamiento y del poco interés por ayudar a la senadora, y es que, fiel a su costumbre, Moreno Cárdenas no tiene interés en meterse de más y buscará el momento para dar la estocada final. 

Alito Moreno y Carolina Viggiano pasarán a la historia como la peor dirigencia nacional de la historia, básicamente porque han refundido al priismo en cada rincón del país, y salvo Coahuila, todo lo demás lo han hecho añicos.

El otrora poderoso partido tricolor no sólo está zanjado en una crisis política, sino que la tozuda y necia dirigencia nacional dice que van bien, que han dado resultados, que tienen con qué competir y que hay tiro para el 2024. Pero de entrada, la dupla Moreno-Viggiano es repudiada por servirse con la cuchara grande, como lo hará en las próximas elecciones: Alito Moreno debía concluir su periodo estatutario en el 2023, pero por su terquedad y ambición política decidió dejar el PRI en el 2024 para ser él quien ponga en la lista de candidaturas a sus incondicionales, al igual que Viggiano.

De la dirigencia estatal no hay mucho que decir: Jeny Márquez es una mujer poco empática porque en Hidalgo no la conocen, ya que es oriunda de Michoacán, y sin embargo es la que se encarga de causar tensión y conflictos al interior del Comité Estatal por su mal carácter y por imponer sus condiciones. Mientras que el presidente, Marco Mendoza, sólo le dedica el tiempo que le sobra al PRI de Hidalgo, porque prefiere estar en la Ciudad de México o pasearse en el extranjero con una imagen que raya en la egolatría para ganar notoriedad, pero nada que pueda presumir como timón de un partido.

Hay muchas pruebas de que el trabajo que ha hecho Mendoza en Hidalgo es casi nulo, lo que le ha merecido regaños de parte de Carolina Viggiano por su falta de visión y estrategia que sumen a las bases priistas, por ejemplo la visita que hizo a Chapantongo, donde sólo reunió a 4 personas. Mientras no salga de su zona de confort, arropado por el dinero de Benjamín Rico y de Jorge Márquez, no será capaz de hacer un trabajo contundente con la legión priista, que sin duda es fiel a su partido. Pareciera que Marco Mendoza espera que el PRI camine solo, o que de verdad se cree con la experiencia suficiente para encabezar a un instituto político. Ni una cosa ni la otra, simplemente trata de apoderarse del partido que le ha dado todo para convertirlo en el club de Toby.

Alito y su pandilla seguirán destruyendo al PRI porque nada de lo que han hecho juega a su favor; el “líder” priista ha sido exhibido en videos y audios donde se puede conocer su verdadera personalidad y perversidad, que en la campaña de Carolina lo hicieron expresar que todo estaba perdido en Hidalgo y no había nada qué hacer, soltando insultos hacia la oriunda de Tepehuacán de Guerrero. Tal vez por eso aquel día de la elección sólo vino por compromiso una hora a Hidalgo y se fue a instalar a Durango con su inseparable Paloma Sánchez.


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