Sin que la parametría y los sondeos de opinión hayan cobrado relevancia sobre la realidad social del proceso electoral, Carolina Viggiano, candidata de la alianza opositora, direcciona la contienda hacia Simey Olvera, la candidata del oficialismo en Hidalgo. Advierte que su adversaria directa en la batalla política al Senado, implica debilidad política y un vacío de poder y conducción política en Morena Hidalgo.
La controvertida nominación al Senado de Simey Olvera y Cuauhtémoc Ochoa, que causó agitación en las arenas políticas de Morena Hidalgo, ha estado precedida de una campaña, donde la frágil adhesión ciudadana a la candidatura de Olvera Bautista no ha causado el impacto político que pudiera disipar dudas sobre su postulación en las discusiones de cúpula guinda, en medio de un proceso electoral en el cual Simey Olvera lleva la ventaja, pero no por el capital político propio de su trayectoria, sino por el peso específico de la elección federal, donde Morena es amo y señor.
En este trazo de vacío de poder de la candidatura de Simey Olvera, la opositora directa, Carolina Viggiano, ha percibido una ventana potencial de oportunidad para tratar de revertir un proceso político, no en su favor en términos de resultado en las urnas, sino sobre la recuperación del capital político que ha extraviado en su nominación, que estuvo cuestionada desde las estructuras del PRI y la ciudadanía, que impugnaron la verticalidad de cúpula que sigue imperando en el tricolor.
El malestar que causó en la base militante tricolor y guinda la nominación tanto de Viggiano como de Olvera, tiene un cuestionamiento de fondo: autoritarismo político.
La nominación de Carolina Viggiano al Senado causó una reacción en desbandada del PRI, protagonizada por Adriana Flores, quien fue cuestionada por Viggiano Austria, ante su defección política, que la llevó sin contratiempos, a ser nominada al Senado por Movimiento Ciudadano; creando con ello un cuestionamiento tácito a la cúpula priista, que, en un cierre de filas, desacreditó el valor político de Adriana Flores en una conferencia de prensa de claroscuros.
La campaña de Adriana Flores tomó un impulso inusitado desde la “tercera vía”, donde Movimiento Ciudadano, bajo el slogan “Flores para Hidalgo”, propuso una salida socialdemócrata al impasse de la vieja política; que culminó con un espectacular donde se presenta la imagen de Adriana Flores sacando de cuadro a Carolina Viggiano y a Cuauhtémoc Ochoa.
El mensaje de este espectacular se extendió a Simey Olvera, precipitando una reacción social sobre la “tercera vía”, la cual, no ha sido estimada por Viggiano Austria que focaliza la contienda al Senado contra Olvera Bautista.
El proyecto político disruptivo de Adriana Flores alteró la correlación de fuerzas, sin que Carolina Viggiano se percate de que, si Flores ingresa al Senado, implicaría una derrota moral estrepitosa para la oriunda de Tepehuacán de Guerrero, mucho más aleccionadora que perder frente a Simey Olvera, por las implicaciones del cisma político que ocasionaría en el tricolor.
La “tercera vía” de Movimiento Ciudadano en manos de Adriana Flores al Senado, abre una lección política de que el poder omnímodo/absoluto no existe y que el péndulo partidista no oscila, exclusivamente, entre el tricolor y el guinda.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
