Dear John

Supe su nombre antes de los doce. En una cinta perdida entre tantas estaba su voz, extrañamente familiar y tranquilizante. Lo siguiente fue investigar más, donde podía; apenas tengo memoria de cómo era para mí conseguir música en ese entonces, sin acceso a internet, ni a televisión por cable, apenas si a la radio AM/FM y las tiendas de discos.

Leí y releí los libros que se vendían en la feria de cada año, en el stand que poco a poco se fue convirtiendo en obsoleto ante mis ojos, luego, claro, de haber conseguido cuanto material pude de los quince a los veinte.

Me aprendí su vida al derecho y al revés, supongo que me enamoré; supongo que ahí comenzó mi fijación con los músicos. Debe ser.

Nunca entendí realmente el odio hacia su segunda mujer, la japonesa, y aunque la primera, inglesa, era bastante más atractiva, a mí me parecía gris. Y qué pereza una persona gris y convencional; más vale loca que de flojera.

Aprendí de miradas en decenas de cientos de fotografías que fui almacenando en la memoria, hasta poder decir con certeza: “esa es inédita, esa no”. En ese entonces no tenía algo mejor en lo que obsesionarme, y su imagen fue el objetivo.

Letras, música, videos, documentales, recortes de periódicos, posters, tarjetas, discos, ediciones nuevas, acetatos, tabs de guitarra, calcomanías, todo fue llenando un par de cajas de cartón que, pasada la euforia, olvidé en algún sitio. Pero la memoria los trae de vuelta a veces.

Regalé un par de sus canciones antes de darme cuenta que estaba a años luz de tener un amor como el que le hizo escribir esas líneas: impulsivo, intenso, a veces enfermizo y violento, pero sólido. ¿Será así en verdad?

Hace treinta y seis años que se fue de este mundo, cuatro antes de que yo llegara. Su imagen me devuelve a lo poco que recuerdo de mi adolescencia, su nombre ya casi nunca sale de mi boca, pero su voz me sigue reconfortando en los días malos.

Querido John, la carrera terminó: tú ganaste.

Por: Alma Santillán

Soy Alma y soy beatlémana. La música de los cuatro de Liverpool me atrapó antes que cualquier amor. Compañía en los años de escuela, en las noches de insomnio, en el camino de la Comunicación, han sido John, Paul, George y Ringo quienes con su magia no han dejado de hacerme sonreír.






A TRAVÉS DEL UNIVERSO - Alma Santillán

Soy Alma y soy beatlémana. La música de los cuatro de Liverpool me atrapó antes que cualquier amor. Compañía en los años de escuela, en las noches de insomnio, en el camino de la Comunicación, han sido John, Paul, George y Ringo quienes con su magia no han dejado de hacerme sonreír.