Es mentira la verdad

A casi ocho años de uno de los episodios más vergonzosos en la historia nacional, el viernes pasado fue detenido el exprocurador de Justicia, el hidalguense Jesús Murillo Karam, principal responsable y vocero de “la verdad histórica”, es decir, la versión oficial de lo sucedido con los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.

Esta detención es una declaración política, sí, pero también es una reivindicación de la mentira que nos contaron. La versión maquinada desde el gobierno federal en el sexenio de Enrique Peña Nieto pretendía hacernos creer que los estudiantes fueron incinerados en un basurero por miembros del cártel Guerreros Unidos. Más de cuarenta cuerpos quemados al aire libre en plena noche de lluvia en la oscuridad de un estercolero en medio de la nada.

Esa fue la imagen que intentaron inocular en la memoria colectiva. Pero la furia de los padres de los 43 y la suma de fuerzas de activistas, ong’s  y estudiantes de todo México, hicieron que la mentira se revelara.

Es triste pensar que en México no tenemos una verdad respecto al caso Ayotzinapa, pero tenemos algo que no es mentira, que no es la misma cosa. Nos quedó el derecho a no creer en la versión oficial, en una verdad impuesta, injusta.

La detención de Murillo Karam es un paso enorme en el imaginario colectivo. Sabemos que en México la justicia es un tema de venganzas y favores, pero ver a hombres y mujeres de poder ser detenidos y encarcelados, ser privados de la vida de lujos que se han procurado a costa de la nación, eso, aunque sea por un momento, es un triunfo para el pueblo mexicano.


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