Extrañar-te

“Cuando te extraño, nadie puede quitarme de la cabeza y del corazón que has sido lo mejor que me ha pasado”.

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Por: Alma Santillán

Mujer, escritora, pachuqueña. A veces buena, a veces mala. Tiene dos mascotas que no se toleran entre sí, y dos corazones, porque uno no le alcanza para todo lo que siente.

 

Extrañarte es, siempre, un lugar seguro. Porque sé perfectamente dónde no estás y qué no estás haciendo. No hay mucho que pensar, o debo decir: nada; quizá de vez en cuando volver a la pregunta eterna: por qué no estás aquí. Pero saberlo ya no es necesario ahora, sólo es una costumbre de todo el tiempo antes, porque la respuesta única ha sido y será el silencio. Al menos ésa es una certeza en medio de tanta tormenta y me basta por ahora.

Es cierto que ya no extraño como antes, y justamente por eso es tan atractivo extrañarte, porque a mi vieja manera extraño a un fantasma del que recuerdo cada centímetro y nada podría sorprenderme. La falta de sorpresa suele ser la frazada que pide mi cuerpo completo cuando se siente a la intemperie en una madrugada de invierno.

Cuando te extraño, nadie puede quitarme de la cabeza y del corazón que has sido lo mejor que me ha pasado, quien me regaló más felicidad que tristeza, más besos que desencuentros, más escucha, más comprensión, más admiración, más amor, más todo. Y eso me basta cuando me siento con ganas de extrañar algo que sí haya sido real en mi vida, no espejismos, no historias imaginadas por mí misma y sin coprotagonista.

El día en que me propongo extrañarte, también regreso al tiempo en el que me convertí en una mejor persona, cuando las mentiras no eran para mí, cuando la fidelidad era lo natural en mí si se trataba de ti, porque no se trataba de nadie más en todo el mundo, por primera vez. Y no sabes la falta que me hace sentirme una buena persona en días como hoy.

Pero, ¿sabes? También me gusta extrañarte porque me gusta saber que ya no soy quien era entonces, la que recuerdas, la que conociste. Te explico: hice de todo para enamorar a una persona que pude haber dejado pasar de largo en mi historia, pero no; necesitaba sentir que podía volver a querer profundamente y el plus de la vida fue que, después de tanto –y por un tiempo-, el amor era recíproco.

No quisiera decir que fuiste un salvavidas, pero quizá es cierto y ya lo adivinabas. Nunca supiste el desastre que yo era antes de que nuestros ojos se encontraran; tenía planeado contártelo pronto, pero, para bien o para mal, ese pronto no llegó. Hoy creo que fue lo mejor, de lo contrario, no podrías recordarme como la buena persona que contigo quise y fui desde el día uno y hasta el último.

Un salvavidas, un ancla en altamar, una bocanada de aire en medio de un ataque de ansiedad, todos ellos busco y los encuentro al extrañarte. Un lugar seguro, te dije desde el principio, que no por eso es real, pero sirve, pero sana, pero calma.

Yo no sé cuánto tiempo más voy a necesitar esa seguridad que me da tu ausencia; presiento que, como desde hace un par de años, recurriré a extrañarte cuando el cielo se nuble y no haya brazos ciertos que me cobijen, cuando no tenga con quién hablar o con quién reírme de la vida.

Pero en todo esto de extrañarte, una cosa quiero que te quede muy clara: no es por ti, es por mí; es por mí y por mis ganas de volver a sentir todo el amor del que soy capaz.

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Por: Alma Santillán

Mujer, escritora, pachuqueña. A veces buena, a veces mala. Tiene dos mascotas que no se toleran entre sí, y dos corazones, porque uno no le alcanza para todo lo que siente.


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SÓLO ESTOY VIENDO - Alma Santillán

Mujer, escritora, pachuqueña. A veces buena, a veces mala. Tiene dos mascotas que no se toleran entre sí, y dos corazones, porque uno no le alcanza para todo lo que siente.