Independentistas catalanes se enfrentan al rey

Desde hace siglos, España se desmorona y la Corona se ha doblegado frente a la fuerza de los movimientos independentistas. Ahora el gobierno español no enfrenta una insurrección independentista en América, Asia o África, sino el hartazgo de los pueblos que fueron forzados a unirse para formar el Reino de España. A la insurrección y lucha armada del pueblo vasco le ha seguido la del catalán, sin armas, sólo con la fuerza de sus voluntades.

Como en los viejos tiempos de las colonias españolas, a la consulta popular frustrada por la violencia del gobierno español en Cataluña del pasado domingo 1 de octubre, le ha seguido una huelga general este martes. Ha sido un movimiento huelguístico ampliamente seguido que va en aumento, fortaleciendo la presión sobre el gobierno central de Madrid, aunque los líderes de la independencia de Cataluña aún no han dicho si declararían la secesión de España y enfrentarán las consecuencias.

La realidad que quiere obviar el Reino de España es la desobediencia civil de los catalanes. Los despachos hablan de autopistas bloqueadas, trenes detenidos, puertos silenciosos y cerradas cortinas de hierro de comercios, de eventos deportivos pospuestos, de escuelas y universidades con sus puertas cerradas todo esto para mostrar su fuerza al Reino de España después de la violencia que frustró el referéndum popular sobre su independencia.

En realidad no es una huelga, es un movimiento de los ciudadanos catalanes defendiendo los derechos civiles, según Antoni Abad, presidente de la Asociación de empresarios de independencia (CECOT). La violencia no podía hacer otra cosa que acentuar los sentimientos nacionalistas de los catalanes y hasta el Barça se ha unido al movimiento.

El empresario Josep Comas ha resumido con exactitud los hechos: “Conozco personas que se convirtieron en separatistas ese día”, y junto a su colega Joan Carles Calbet está convencido de que ahora no pueden volver atrás: “Votamos a favor de la independencia, Madrid respondió con bastonazos; la conversación ha terminado”.

La historia de las colonias de América se repite, España no invierte en Cataluña pero extrae riqueza de esa autonomía, así lo patentiza Antoni Abad, quien afirma que “España nos ha puesto palos en la rueda desde hace años, se niega a invertir en la región y dotarnos de infraestructura, mientras que somos el motor de las exportaciones del país”.

Pero el Reino de España no está dispuesto a ceder ante la presión popular de los catalanes: resistió la violencia de los vascos y las urnas no lo intimidan. De tal modo que finalmente el rey de España, Felipe VI, salió de su silencio para acusar a los líderes separatistas de Cataluña de estar al margen de la ley y la democracia, anunciando que el Estado español debe garantizar el orden constitucional.

A través de un discurso por televisión trasmitido el martes por la noche, el rey acusó a los independentistas de asumir un “comportamiento irresponsable, el cual puede incluso poner en peligro la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España”.

Más adelante precisó que “es responsabilidad de los poderes legítimos del Estado garantizar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, el respeto al Estado de derecho y la independencia de Cataluña”.

La violencia y el discurso del rey de España no han hecho más que alimentar el nacionalismo catalán. Los líderes independentistas no han dicho que declararon la secesión de Cataluña, aun cuando lo podrían hacer; su mayoría en el Parlamento de Barcelona les da la posibilidad de hacerlo, algo que podría estar más claro en las próximas 48 horas, cuando el Parlamento catalán se reúna y decida su futuro o se imponga la violencia de siempre de España frente al independentismo.

Mientras los partidos de izquierda fortalecen su apoyo a la independencia, el presidente Carles Puigdemont, con su partido de derecha, busca la mediación internacional para imponer el diálogo y evitar una confrontación violenta. Por ahora, los catalanes no acumulan municiones ni armas para enfrentar al Estado español; acumulan valor para salir a las calles a protestar contra España y sus fuerzas policiacas, optando por las urnas en lugar de las armas para alcanzar su independencia.

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Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.


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CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.