La cofradía política del GPI Hidalgo

“El GPI (…) se basa en la ignorancia política y en los apetitos económicos de agremiados sin escrúpulos ni interés en el servicio público que sin la sombra del capital político de Fayad Meneses no son nada”.

Siglos antes de que se crearan los partidos políticos existieron grupos de poder del Estado -y fuera de él- que se aseguraron de controlar e intervenir en la esfera pública; se trataba de élites económicas, principalmente, pero también cofradías que se mantenían ocultas, cuyos fines no eran sólo económicos sino de privilegios y eran construidos en la selectividad de la estirpe racial, como la eugenesia o poder caucásico, o bien, por filiación religiosa.

La construcción de los partidos políticos obedeció, en muchos casos, no sólo a la intención de crear un sistema político en pro de la ciudadanía, como el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que intentó solucionar las luchas internas de los caudillos emanados de la Revolución, o bien del Partido Acción Nacional (PAN), que tuvo raíz y vínculos con el nazismo de Adolfo Hitler.

Hace más de una década, la derecha mexicana -mucha de ella de filiación panista- creó “El Yunque”, una cofradía de intereses políticos y económicos con presencia política y control de Estado que, en las sombras, infiltró relaciones más allá de lo público y que aún subsiste tras bambalinas.

En Hidalgo, Omar Fayad creó el Grupo Plural Independiente (GPI) de cara a 2024 pensando en priistas decepcionados de su partido, pero también en personeros de otros partidos y amantes del escaño público, quienes crearon un vínculo de lealtad: “amigos de Fayad Meneses”, no para consolidar un proyecto político de bienestar ciudadano, sino para mantener una cofradía de intereses económicos mediante la infiltración en los partidos del sistema político vigente.

El GPI no tiene raíces oscuras como las cofradías masónicas, fascistas, religiosas o raciales; se basa en la ignorancia política y en los apetitos económicos de agremiados sin escrúpulos ni interés en el servicio público que sin la sombra del capital político de Fayad Meneses no son nada, pero que fueron aleccionados desde y más allá de la administración del exgobernador en la ambición por forjar negocios particulares a través del control público.

La jugada maestra de Omar Fayad es el pragmatismo político, no la complejidad ideológica de un partido, y sabe perfectamente que el dividendo político se encuentra en la diseminación e infiltración de los partidos. Esta movida política también la hizo puntualmente el Grupo Universidad de Gerardo Sosa, que infiltró con las huestes porriles a partidos como el PRI, el PAN, el PRD, Movimiento Ciudadano y, claro, Morena.

Sin pasar por alto el poder de las cofradías políticas, el exgobernador Francisco Olvera Ruiz hizo el mismo movimiento a fines de 2023, y aunque su objetivo aún se encuentra en construcción, obedece a los mismos fines de control económico y negocios personales, al igual que el GPI y el Grupo Universidad.

Frente a la despolitización ciudadana, las cofradías políticas seguirán emergiendo en 2024, y si bien no obedecen a ideologías, porque suelen ser construidas en los apetitos de negocios por medio del control político, sus promotores han comprendido que es mucho más fácil infiltrar a los partidos políticos y a las estructuras de gobierno, que crear un nuevo partido para dominar la escena pública y salvaguardar sus intereses y apetitos económicos en los negocios de Estado.


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